Capítulo 10

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1 mes después.

Natasha Petrov

Estoy llegando al cuartel, apenas ayer llegamos de una misión en Berlín fue todo un éxito, logramos desmantelar toda una red de pedofilia, todos los soldados se han logrado acoplar al cambio de ser un solo escuadrón y a pesar de que la comande sola la misión todos tienen claro que no soy la única a la que le tienen que rendir cuentas y que pronto Dereck volverá de su sanción.

He tratado todo el mes de no pensar en Dereck y en lo que pasó aquella noche, no lo he visto desde la mañana que lo abandoné en el club. Sé que tarde que temprano nos vamos a ver, por obvias razones, pero no estoy preparada para enfrentar esos hermosos ojos grises.

Camino despacio por los pasillos del cuartel, levantó e rostro topándome con Sebastián, incomoda le doy leve asentimiento de cabeza, mi idea es pasar de largo, desde lo que paso con Dereck no he vuelto a tener encuentros sexuales con él.

En la misión él se me acercó con esa intensión y ya lo he rechazado varias veces, esta frustrado y tuvimos varios inconvenientes en la misión por ello.

El problema es que ni yo misma, sé por qué no he querido estar con él. O tal vez si lo sé; mi cabeza, mi cuerpo y mis pensamientos todo el mes han estado puesta en una sola persona, hasta me he tocado pensando en esos ojos, manos, solo pensar Dereck me prende.

Salgo de mis pensamientos cuando siento una mano que me jala.

— ¿Podemos hablar? —. Pregunta.

Suspiro, estoy harta de esto, así ha sido todo el mes, él detrás de mí tratando de saber que me pasa.

— ¿Qué pasa Ferrer? —. Lo enfrentó, agotada.

— Eso quiero saber yo Sasha, ¿Qué te pasa conmigo? ¿Hice algo mal? ¿Por qué ya no quieres estar conmigo? —. Pregunta gruñendo.

— Primero no me hables así, soy tu superior. ¡No lo olvides! —. Le hago saber. — Segundo no somos nada, no te debo explicaciones. — Bufo, sé que él no tiene la culpa de lo que paso con Dereck, pero entre más pronto le deje claro las cosas mejor.

— Pensé que estamos bien Natasha. — Ruedo los ojos.

— Estamos bien Sebastián, pero tú no eres nada mío además de ser mi soldado y amigo. Que follaramos no significa nada y te lo dije desde un principio. — Suelto sin importarme si él creyó que llegaríamos a algo, además de coger.

— No me puedes hacer esto, llevamos un año bien. No puedes de un día a otro votarme como si yo fuera basura. — Me alza la voz y eso me cabrea he tratado de no ser grosera porque sé que en parte es mi culpa lo que está pasando, no debí pasar todo un año follandomelo.

— No me grites, y búscate a otra con quien ligar. — Le habló en su mismo tono alto.

El me jala y me estampa contra la pared.

Me aprisiona contra la pared y su torso, lo empujó, pero él me toma de la cintura y trata de besarme, no lo dejo, sigo forcejeando contra él.

— SUÉLTAME IMBÉCIL. — Grito, logro soltarme un poco, levanto mi mano y le propinó un gran puño que va directo a su mejilla.

El retrocede y se sostiene la mejilla, me está viendo con ojos lleno de furia, trata de volver a acercárseme, me empuja haciendo que choque contra la pared otra vez, mi espalda duele por el impacto.

Esto no se puede salir más de control pienso.

En estos momentos estoy hecha un desastre. Justo cuando él está intentado besarme otra vez. Una voz grave se oye.

Corazón de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora