Capítulo 36: Decisión (parte 2)

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La mañana llego dejando ver sus resplandecientes rayos de sol, y en los dormitorios de la clase 1-A un rubio cenizo se encontraba peinando a Eri, tarea que ahora le resultaba sencilla, pues después de una noche de pura investigación, aprendió a hacer peinados para niñas, ¿Por qué lo hacía?, simple, porque se trataba de Eri, su consentida.

Ese día se había levantado temprano a realizar todas sus actividades, después le preparo el desayuno a Eri, y mientras la pequeña se vestía, fue a "prestar" el peine especial para fibras finas de Kirishima, ahora ya había acabado con el peinado de la pequeña y ambos estaban listos para ir rumbo a la enfermería, pero antes de que Katsuki abriera la puerta, se escucharon pasos por el pasillo, pasos que el rubio ya sabía a quién pertenecían.

Kirishima: ¡Bakugo!, ¡devuelve mi peine!

Katsuki: ¡Heee!, de que peine hablas pelos de mierda.

Kirishima: No estés jugando y ya devuélvemelo.

Katsuki vio la hora e ignoro lo dicho por Kirishima, tomo su mochila y la de Eri, mientras se acercaba a la pequeña y la alzaba en brazos.

Katsuki: Hoy no podremos salir por la puerta principal mi pequeña, por eso es que hoy haremos una salida emocionante.

Eri: ¡Enserio Katsuki-san!

Katsuki: Si pequeña, solo sujétate fuerte y no te sueltes.

El rubio se acercó a la ventana de la habitación y en un rápido movimiento se lanzó por ella, mientras con sus explosiones disminuía la velocidad de la caída, después de llegar al piso, comenzó a correr con la pequeña en brazos mientras esta reía, sin duda alguna la risa de Eri, era lo más reconfortante en el mundo.

No tardaron mucho en estar frente a la puerta de la enfermería, pero fue en ese momento donde en el interior de Katsuki comenzó una batalla entre tocar o no tocar, sin embargo, fueron esos pequeños ojos rojos que lo miraban atentamente quienes hicieron que al fin se decidiera, dio tres golpes suaves y una voz muy conocida dio el permiso para pasar.

Un fugaz choque de miradas fue el saludo que el destino les dio ese día, el peliverde se encontraba sentado en la camilla con la típica sonrisa de siempre, sonrisa que reconforto al rubio, Eri no tardó mucho en correr y abalanzarse sobre el peliverde, quien la recibió con los brazos abiertos, y le envolvió en un tierno abrazo.

Katsuki: Buenos días Dek... Izuku, me alegra ver que estas mejor.

Deku abrió los ojos con asombro, ¿Desde cuándo Kacchan lo llamaba Izuku?, no podía negar que siempre ansió el escuchar su nombre en la gruesa voz del rubio, sin embargo, ahora mismo no era el momento en que le hubiera gustado oír su nombre, agacho la mirada instintivamente y su sonrisa se volvió una forzada, solo basto eso para darse cuenta que aún no era el momento.

Izuku: Que tal Kacchan... es bueno verte.

Katsuki pudo notar un tono triste en la voz del peliverde, ¿Tan temprano y ya la había cagado?, su corazón se estrujo, se sentía tan impotente, ¿Por qué todo siempre le tenía que salir mal?, las lágrimas amenazaban con salir, el orgullo que había formado durante años, se hizo añicos ayer durante la conexión de emociones, se sentía demasiado débil y vulnerable, y sabía que así no podía hablar con Deku.

Katsuki: Bueno, creo que tengo que irme, falta poco para que comiencen las clases y no quiero llegar tarde, cuida de Eri.

Izuku: Kacchan...

Katsuki: Esta bien, sé que quieres hablar conmigo, pero aun no estoy listo... tengo que pensar en algunas cosas primero... pero no te preocupes, vendré a la hora que terminen las clases.

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