Cuando Winter dió su primer brote de magia fue congelando a su tía Margaret. En menos de lo que podría esperar, la carta de aceptación en la escuela de Magia y Hechizeria de Hogwarts llegó a sus manos.
Pero. ¿Que era esa magia extraña que poseía Win...
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Jessamine se abrazaba su madre mientras rogaba quedarse, sin embargo, sus padres no aceptaron aquello mientras que Winter descendía por las escaleras con una gran maleta y alegre.
Tardaron más de una hora hasta que Jessamine acepto todo, ambas adolescentes se colocaron al lado de Albus Dumbledore.
-Iremos primero al callejón Diagon a comprar sus útiles y todo lo que necesiten. Después iremos a Hogwarts dónde serán seleccionadas para las casas de Hogwarts.
-¿Casas?- pregunto Jessamine sin entender- ¿Que casas?
Albus le sonrió.
-Lo entenderán cuando lleguemos y se los explique todo. Ahora, tomen mi brazo y sentirán un tirón en su estómago pero no teman, estaran a salvó conmigo.
Winter colocó su mano sobre el brazo del hombre, Jessamine miro la situación por algunos segundos y miro sus padres, el hombre asintio con la cabeza y la joven rodó los ojos colocando su mano sobre el brazo del anciano.
Luego, todo comenzó a dar vueltas y de pronto paro, las voces y risas de las personas hizo que Winter abriera sus ojos lentamente, Jessamine se soltó el hombre y miro con asombro que ya no estaba en su casa.
-Bienvenidas al callejón Diagon, aquí compraremos todo lo que van a necesitar para sus clases. Síganme.
El hombre las guío por el pasillo mientras ambas chicas miraban a su alrededor, varios jóvenes y mayores acompañaban a sus hijos mientras entraban a las tiendas del lugar. Siguieron al hombre barbudo y varios jóvenes la miraron con curiosidad a aquellas extrañas para ellos.
-Hermione- hablo Albus Dumbledore con alegría- ¡Que gusto verte!
-¡Profesor!- saludo efusiva la mujer y abrazo al hombre- ¡Que gusto verlo!
Hermione quito su vista del hombre y tomo la mano del rubio quien también saludaba al director, luego miro a las jóvenes. Con una seña de ojos Dumbledore comprendió las señas de la castaña y hablo.
-Ellas son Winter y Jessamine Snow, entrarán este año a Hogwarts. Ambas tienen poderes especiales.
Jessamine alzo una ceja ante ello. ¿Ambas?
-Pues Bienvenidas- hablo alegre Hermione mirando a las dos jóvenes- Hogwarts es una gran escuela y muy pronto se sentirán como en casa.
-¿En qué casa les gustaría estar?- hablo el rubio al lado de Hermione, Draco Malfoy.
-Draco, ellas nos saben de las casas- le recordó Dumbledore.
El rubio asintió con la cabeza y las miro.
-Exiten cuatro casas, pero para serles sinceras, la única importante es Slytherin.
Las hermanas se miraron sin comprender pero le sonrieron al hombre.
-No solo existe esa casa. Todas son grandiosas- hablo Hermione y miro a las hermanas- ¿Que edad tienen?
-Dieciseis- exclamó Jessamine y miro a su prima quien asintio.
La mujer les sonrió.
-Entraran a quinto grado, estarán con mis hijos, espero y puedan ser buenos amigos...
Un joven rubio paso entre las dos jóvenes y los tres magos empujándolos al pasar.
-¡Hyperon!- grito Draco Malfoy mirando a su hijo, este detuvo su andar al escuchar la voz de su padre y dió media vuelta mirándolo - ¿Podrías pedir permiso hijo? Y ahora, pide una disculpa a las señoritas.
El joven rubio de ojos platas miro a las dos adolescentes. Las examinó con la mirada y luego miro a su padre, este asintió y Hyperon soltó un suspiro.
-Lo lamento- soltó y miro a su padre- ¿Contento? O ¿quieres que te haga una reverencia?
Hyperon nego con la cabeza y alejo por el pasillo esquivando a varios jóvenes, muchos de estos se apartaban al verlo pasar para no meterse en problemas.
-Lo siento mucho- hablo Hermione apenada por el comportamiento de su hijo.
Luego de que el matrimonio Malfoy se disculpara y los dejara, Albus continuo guiando a las dos jóvenes mostrándoles todo el lugar.
-Ese rubio es un engreído y grosero- soltó rompiendo el silencio Jessamine mientras alzaba la jaula con su búho mientras que su hermana llevaba un gato blanco- Ojalá no nos toque volver a tratar con el.
Winter asintio con la cabeza dándole la razón sin decir nada más.
