♡ 12 ♡

330 36 18
                                    


Era domingo. Es decir un día de quedarse acostados pensando en la inmortalidad del cangrejo, como todos los días ahre, pero no, estaba en la sala de espera del pediatra, la próxima semana ya irían partiendo a yankeelandia a la paja del trabajo y Chile quería que lo revisaran por si todo estuviera bien con nuestro hijo.

Era el único hombre ahí, todos los demás eran mujeres y niños pequeños de como 3 años.

Los pasajes ya estaban comprados, se irían bien temprano para llegar a la "CasaHouse" como le decía puerto rico a una casona que compramos entre toda y para toda américa latina unida y no estar gastando dinero en Hoteles. Solo que tenias que traer tus cobijas y almohadas, también una cooperación de 3 dólares para comida.

Volviendo al presente, La puerta se abrió dejando ver a mis dos amores con una sonrisita en la cara. Al final la cangurera servía para todo.

—¿Todo bien?—

—Dijo que estaba un poco bajo de peso, pero todo lo demás bien.— ¿Bajo peso? ¿El bebe más regordete y comelón, que se bajaba un biberón en 2 minutos? —Dijo que tenemos que ponerle las vacunas de tuberculosis y las demás unos días después.

—Fuaa ¿Y cuándo?

—¡Ahora!—Agito un papel que tenía en la mano. Miré a Nicolás, era muy pequeño aún ¿Le va a doler mucho? Le siguió el paso por el pasillo hasta llevar una puerta con animalitos. Ay a él no le iban a poner la inyección, pero estaba nervioso. Hizo contacto visual con Nicolás de nuevo, sus ojitos cafés le penetraron el alma. Se le apretó el pecho. Pasaron de inmediato, cuando la enfermera los dejó entrar. Chilito tomó asiento y me quede parado viendo las agujas en la mesa, eran muy grandes. ¿Ustedes tienen esa marca en el brazo que parece arrugada o como si les hubieran arrancado un pedazo de piel? Pues esa es.

—La próxima semana tienen un viaje no?—La enfermera preguntó mientras anotaba unas cosas.

—Si.—Conteste yo.

—¿Es un lugar tropical o...?

—A estados unidos.—Se levantó para tomar una aguja.

—Woah.—Chilito le quito la playera de color pastel a Nicolás ¿Cómo podía estar tan tranquilo cuando su hijo iba a ser atravesado por un trozo de metal?—Ya luego si le aparece alguna reacción alérgica o como un moretón o hinchazón nos tienen que avisar, podría ser que sea alérgico a algún compuesto.—Puso la aguja contra su piel suavecita. Cerré los ojos. Junto cuando comenzó a llorar, ay mi pobre bebe.— Listo! —Porque no inventan algo que reemplace a las agujas.

—Eh...Argi ¿Estás llorando?.—Abrí los ojos y era verdad. La enfermera me miraba con risa.

—Eu no, se me metió algo al ojo.—Tome a Nicolás rápidamente, apoyándolo en mi pecho. Aún lloraba.—No, ya, ya pasó.—Bese su cachete mojados por sus lágrimas.

—No se preocupe que muchos papás lloran ¿Tiene su libreta de vacunas?—Mientras consolaba a mi gordito, ellos dos se disponían a decir más cosas que ni siquiera escuche. O solo vacunas y vacunas. Cuando llegaran a casa le iba a dar chocolatada. —Y sería eso, hasta más tarde. —Chilito me dio un beso en la mejilla secándome las lágrimas en su manga antes de volver a poner a Nicolás en la cangurera. Me dio la mano y salimos de ahí.

Como estábamos cerca del centro pasamos al supermercado. Dimos unas vueltas, comparando solamente para la semana y unas galletas para el avión. Mañana comen porotos, chilito era de la ley de al menos un plato de cualquier legumbre a la semana. Aunque batalle un poco para cambiar el menú, fue imposible. Genial tendría que aguantar sus pedos toda la tarde. Paramos un poco para comernos un completo en el Doggys para volver a casa. Mucha emoción por hoy.


—Ay no, ya JAJAJAJ.—Punto sensible de Chilito. Los muslos no le gusta que los apretase porque se doblaba de la risa. Nicolás se quedó en la sala viendo la tele, mientras nosotros ordenamos nuestro chiquero que teníamos por cuarto. Pero él fue más rápido y me empujo a la cama. —Oye po cuando vayamos para la pega ¿Lo vamos a dejar con UNICEF cierto?

—Ehm...Si dale.—UNICEF era buen chavon, buena onda. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia tenía una guardería para todos los hijos de empleados o de country's, de repente lo podía ver haciendo actividades en el patio central con todos los niños. Me acuerdo que el primer niño que tuvo ahí fue Alemania. Tenía buenas normas de protección, todos los niños llevaban una pulsera que se activaba hacía saltar una alarma si salían de las instalaciones. Porque si durante la guerra fría pasaban cosas muy feas. Especialmente contra los hijos de países africanos. Así que era el lugar más seguro para dejarlo con no sé qué gringa en una casa de 2 pisos con más de 3 hectáreas y cosas más viejas que eso, tu vieja.

—Ya entonces le voy a decir.—Me quede recostado en la cama mirando el techo. De solo pensar en hacer sus maletas le daba mucha paja.



(Relleno...)

Y ahora somos tres... [COUNTRYHUMANS!ARGCHI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora