8. El Amante.

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Lord Tomlinson ha sido testigo de muchas inmoralidades durante su corta vida. En varias de ellas, ha sido partícipe.

Ninguna como el adulterio.

La adrenalina provocada tras escabullirse entre las paredes silenciosas del palacio no podría compararse salvo con la de ser descubierto.

Él lo mira de la manera que solo él puede hacerlo.

Nada cambia cuando sus prendas caen al suelo frente a él. Recorre su cuerpo con la mirada hambrienta. Cual perro de caza se abalanza sobre él devorando todo a su paso.

Sus labios rozan sus pezones y, con lentitud tortuosa, deja besos en ellos. Las marcas se quedarán ahí por un buen tiempo. Su lengua raspa sus clavículas y sus dientes recorren su cuello.

Deja que sus manos hagan con él lo que quieran.

Deja que su cuerpo se deje llevar por las sensaciones que ha estado experimentando cada noche, pero esta vez, más intensas.

Cuando Louis tira su cabeza hacia atrás luego del segundo orgasmo de la noche, puede sentir los pétalos de rosa caer sobre su rostro, sus espinas clavándose en sus muslos.

Se enreda en él con la costumbre que no sabía que poseía.

Deja que la respiración contra su cuello lo arruine esa noche.

Se pregunta si sería prudente permanecer acurrucado a aquel cuerpo cálido hasta que el sol se encuentre en lo más alto y su luz no le permita escabullirse una vez más.

Cuando llega la mañana, llega a la conclusión de que nunca ha sido prudente.

El rey ha muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora