Su ropa se ajusta a él como una segunda piel cuando atraviesa las puertas del palacio, mojado. La lluvia ha caído de repente mientras daba un paseo a caballo con Sir Paul.
El camino más rápido al ala de su habitación es atravesando el pasillo exterior. A Louis le gusta tomar ese camino siempre que puede. Las paredes del castillo suelen ser asfixiantes.
Las cortinas ataviadas en los enormes pilares decorados con enredaderas y están tan mojadas como él.
—¿Por qué estás mojado? —Pregunta el príncipe, curioso e intuitivo.
—Permítame informarle, su alteza, que se está desatando una tormenta afuera.
Él lo mira.
Ya había conocido esa mirada antes. El rey tiene una mucho más intensa, seductora y posesiva. El pensamiento hace que tiemble ligeramente, queriendo alejarse para poder ir a su habitación con tranquilidad.
No dejó que se fuera.
—Estoy impresionado. —Se acerca a él como un depredador listo para saltar sobre su presa. Espera pacientemente que levante la mirada y susurre sus últimas palabras antes de ser condenado—. Continúas aquí.
—¿Por qué ha de ser eso extraño, alteza? Soy un invitado de su majestad.
El príncipe se acerca todavía más de ser posible, percibiendo narcisos y rosas. Juventud y peligro.
—Y eres tan poderoso.
No es sarcástico cuando lo dice. Puede sentir que sus palabras son sinceras, puede verlo en sus ojos y puede comprobarlo cuando se aleja, perdiéndose dentro del castillo.

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El rey ha muerto
Fiksi PenggemarSilencioso y mortífero como el puñal en su mano. Nadie lo ha visto rondar entre los pilares de un hogar roto. Él tan solo acecha en la oscuridad seductora como sus caderas, sus labios venenosos susurran secretos falsos. Cuando el alba se presenta, l...