19. El Cautivo.

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Su mente divaga entre pensamientos no gratos. Trata de comprender cómo es que una elaborada red entretejida con hilos de oro y cálidas sonrisas se convirtió en su cautiverio.

Recorre el jardín una vez más, siente que pasaron años desde la última vez que estuvo allí. El calor del verano se evapora en la fría brisa otoñal. Él admira a los narcisos como a las rosas, sus compañeros. Sabe que los extrañará cuando el velo blanco cubra la tierra.

No extrañará nada como su hogar.

Ha enviado la carta, la que sugirió —exigió— el rey. Su hermano estuvo feliz de tener noticias de él, y Louis ya no pudo responder a otra de sus misivas. Salvo la última, la más urgente y la principal razón por la que estaba recorriendo el laberinto de hiedra.

La reina espera en el centro con mirada estoica, sola.

—¿Recibiste la carta? —Pregunta ella cuando él la saluda.

—Lo hice.

—¿Has respondido?

—Sí, tan pronto como llegó a mis manos.

—¿Él la ha visto? —La sutil grieta de duda surcando su máscara de seguridad es imperceptible para cualquiera, no para Louis.

—No. Ha venido Jacob en persona, me la entregó a mí y he enviado la respuesta con él.

—¿Sabes qué es lo que sigue ahora?

—Sé lo que debí hacer antes de que el verano llegue a su fin, milady. —Louis camina, el sonido de sus botas hace crujir las hojas que han comenzado a caer. Acaricia las enredaderas esperando curen su pesar—. Más no puedo hacer nada para cumplirlo.

—No le permitiré...

—No lo prometas. —Le advierte a la reina con ojos centelleantes—. No puedes hacerlo.

—Lo siento, Louis.

—No tanto como yo, querida Elizabeth.

Hace una reverencia y se aleja del centro del laberinto. Una lágrima fugitiva resbala por su mejilla y él, la deja correr, ser libre tanto como él ya no puede.

Mientras atraviesa el laberinto recuerda la primera línea de la carta de su hermano, quien en pro del reino ha decidido darle la peor de las noticias para camuflar una rebelión silenciosa: "Querido Louis, lamento informarte que nuestro amado padre ha fallecido".

Sin embargo, el dolor no se compara a la última.

"Él quería verte, Louis. Sus últimas palabras fueron para ti".

Él no estuvo en su funeral. Louis no pudo despedirse y, también sabe que el camino más próximo a encontrarlo es la horca.

Ahora solo danza en sueños y suspira atesorando recuerdos. Está atrapado en una cúpula de oro que sabe, se volverá su tumba.

El rey ha muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora