38. El Asesino.

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Louis lee el comunicado emitido por la Corona una y otr vez. Se pregunta cómo es que terminó en aquella situación una vez más. Se pregunta cómo es que terminó enredado en la telaraña de oro.

Se dice a sí mismo que es por un bien mayor pero sus ideas no son más que mentiras. Hay demasiados cadáveres en su armario. Un rastro de huesos es lo que deja en cuánto camina, uno que los ciegos prefieren llamar flores.

Trata de convencerse. Intenta pensar que no es un egoísta.

El calor a su lado le impide pensar.

—¿Qué es lo que lees que te mantiene con expresión tan seria? —Le pregunta cuando se sienta a su lado en el piano. Ha detenido la suave melodía que endulzada hasta el más recóndito lugar de la residencia.

El Lord sonríe de lado y le extiende la carta que ha llegado hasta su puerta.

—Estamos de luto.

Él frunce el ceño tomando el papel con duda.

—¿Qué ha sucedido?

—El rey ha muerto. —Louis suspira y se acerca para depositar un beso en su mejilla. Se aleja y sabe que su mirada es lo suficientemente explícita para mantener toda su atención en ella—. Y me temo, que soy el asesino.

El rey ha muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora