La gente habla.
Quizá demasiado.
Él mira al rey en su andar contrariado. Necesita respuestas que sabe, él puede dárselas, aún si está sentado al borde de su cama con tan solo una sábana cubriendo su desnudez.
El Lord simplemente se niega una vez más.
—¿Tengo que volver a repetirlo?
Si bien la paciencia no era una de sus virtudes, la lujuria era el más vil de sus pecados.
Aún tras la cólera inicial, el movimiento grácil de la cabeza del joven lord atrapa su atención. Su boca haciéndose agua de inmediato, cae de rodillas frente a él.
El rey se ha arrodillado por él.
—Por favor, Louis. Sólo dime. —El lord parpadea, el rey le ha rogado—. Sólo di algo.
Lo miró. La tormenta se desataba detrás de la mirada color esmeralda que lo había reclamado apenas puso un pie en los linderos del castillo. Su mandíbula estaba tensa, Louis acaricia el rastro de barba que la decora.
—Te ven débil. —Dice finalmente atento a la reacción de su monarca—. Ellos piensan que no tienes poder, no desde las revueltas. Dejas que los campesinos se subleven y hagan lo que quieran. Dicen que dejas que otros, quienes no son tus hijos, hereden tu trono.
—Enviaré al ejército por la mañana, entonces.
Él sonríe y besa sus labios con cariño.
—No hace falta. —Acaricia los brazos desnudos del rey sintiendo como la tensión los abandona—. Envía una carta.
—¿A quién?
—Al Gobernador. Déjale en claro que retirarás la repartición de suministros a menos que los revoltosos estén en la horca. Y anuncia que quién ha de heredar, es tu primogénito como dicta la ley.
—Lo he intentado antes. Convencer al gobernador de hacer algo en contra de su gente es imposible. Y yo cumplo la ley, por supuesto que lo hago.
—Tú eres el rey. Ellos tienen miedo. Si cierras las vías de comunicación, la sequía los matará. No tendrán más remedio que obedecer. —Dice con tono conciliador y suave, que endulza los oídos del monarca—. Y un decreto contra quien se atreva a cuestionar a tus herederos, será suficiente para que se mantengan tranquilos.
—¿No has dicho tú que el poder de un rey no existe si es temido?
—No se trata de temor sino de respeto, mi rey. —Recorre con pereza la línea abdominal del hombre mientras continúa hablando—. Un envío generoso de suministros cuando se detengan las revueltas y la certeza de que su próximo rey no será un extranjero, bastará para que te adoren.
A toda respuesta, el rey lo empuja sobre la cama deshecha capturando sus labios en un húmedo beso. Encerrándolo contra su pecho.
—No permitiré que te vayas. No dejaré que te alejes nunca de mí. —Declara en medio del beso, cuando las manos del lord se enredan en su cabello, tan largo que llega hasta sus hombros desnudos—. Te quiero en mi cama día y noche, eres mío.
—Sus deseos son órdenes, su Majestad.
Los narcisos han florecido una vez más.

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El rey ha muerto
FanfictionSilencioso y mortífero como el puñal en su mano. Nadie lo ha visto rondar entre los pilares de un hogar roto. Él tan solo acecha en la oscuridad seductora como sus caderas, sus labios venenosos susurran secretos falsos. Cuando el alba se presenta, l...