11. El Duque.

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Las noticias malas viajan con rapidez. Los rumores son aún más rápidos.

Cuando el Duque de Montfort conoce al primo de la reina durante el cumpleaños del príncipe comprende de inmediato y a la perfección la situación.

—Qué agradable conocer a tan espléndido caballero. No existe mayor placer que platicar con alguien tan apasionado. —La voz melosa y pacífica del Lord es una confirmación que no estaba en sus planes.

Lord Tomlinson es, además de exquisito, inteligente. Un estratega nato.

—No puedo negar que el placer es todo mío.

El Duque en su ceñido traje, porte elegante y el característico intenso color verde presente en la mirada de su familia, no puede negar el magnetismo que lo mantiene pululando alrededor del Lord.

—¡Qué espléndida velada aguarda por nosotros, entonces!

—Me encuentro fascinado y espero con ansias la cúspide de la misma.

El Lord ríe con delicadeza como cada acto que ejecuta. Tan fríamente calculado que nadie nota que está al borde del abismo hasta que es demasiado tarde.

El Duque lo sabe cuando ve el brillo tenaz, cuando sus labios carmesí enmarcan una sonrisa victoriosa.

Él sabe que el hombre frente a él no está acostumbrado a perder.

Él sabe, como muchos otros a su alrededor, que Lord Tomlinson es peligroso.

Sin embargo, el conocimiento no impide que lo siga fielmente entretenido con su amena charla. El Duque no parece haber notado que mucho antes de que percibiera la amenaza, ya había caído en su trampa.

El rey ha muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora