Cuando su prima Elizabeth, le pidió que interviniera por ella en los asuntos del reino, Louis pensó que estaba bromeando. El reino estaba sumiéndose en un caos silencioso cuando el monarca decidió que era una mejor opción para gobernante un extranjero y no su primogénito y único hijo.
La reina no conseguía disuadirlo. El Concejo se había dado por vencido. El rey era, en toda la extensión de la palabra, testarudo.
Entonces Louis entró en el Palacio y captó la atención del rey de inmediato. Fue demasiado fácil pensó, y no se había equivocado. El rey resultaba ser una marioneta y Louis tenía los hilos.
Tal vez no esperó que Harry entrara en la ecuación. No tenía que hacerlo pero fue inevitable. Tampoco esperaba que su cercanía fuera el detonante de la locura desmesurada del rey.
Misma locura que lo llevó a aceptar en palacio a un alquimista, quien le debía lealtad a la reina.
Misma locura que cavó su tumba.
No era así como se suponía debía terminar pero lo hizo. Y tratando de hacer lo correcto, se alejó. No siendo justo con la otra mitad de su corazón.
Cuando Harry apareció en la sala de la residencia Tomlinson, Louis pensó que no era más que una visita. Sus ideales se derrumbaron junto con su orgullo. Tal vez quiso creer que no se trataba de un plan más bien elaborado por el rey y su madre, para que ambos obtuvieran algo de aquello que se le había negado a ella.
Harry había dejado dos herederos al trono cuando fue "declarado muerto" de manera oficial tras su misteriosa desaparición.
Años después, el Lord continuaba visitando el Palacio y a los príncipes. Además, llevaba noticias de Harry a Elizabeth y ella siempre las recibía con agrado. No había nada en el mundo que ella amara más, que a su hijo y Louis lo sabía.
La calidez había vuelto con él. Tal vez aún se sentía culpable por ser la razón por la que Harry abandonara a sus hijos, pero cuando habló con Sara y ella sonrió condescendiente, lo supo.
Los príncipes crecían con gracia y su madre sólo podía sentir orgullo. No podría casarse hasta que el mayor de ellos fuera rey, pero Louis podía ver en su mirada que no era lo que en realidad deseaba. Un halo de esperanza era aquello que siempre rodeaba a la reina regente.
Louis estaba seguro que no había mejor madre para esos pequeños.
El desapego que Harry sentía por los niños a veces lo desconcertaba. Hasta que entendió que cada uno lidia con sus batallas de manera diferente. No significaba que no los extrañara o amara. Era él quien insistía en las vistas de Louis al Palacio. Él escuchaba sus avances con aquel brillo que nunca abandonó sus ojos.
Harry y él habían permanecido en La Península, porque estaba lo suficientemente lejos. Las personas eran más discretas y leales. Nadie dijo nada nunca. Nadie cuestionó nada. Y con el tiempo, tampoco importó.
—¿Qué haces? —Caminó con elegancia entre las macetas nuevas que estaba regadas por el jardín. De nuevo—. ¿Necesitaz ayuda?
—No hace falta, ya casi termino. Tan solo estoy tansplantando algunas. —Respondió Louis riendo cuando Harry casi cae al suelo al tropezar con una de las macetas—. Ten cuidado, cariño. No quiero que se estropeen.
—¿Ellas o yo?
—Ellas, por supuesto. —Se giró y continuó cortando las hojas que sobresalían. Rió una vez más cuando vio la indignación cubrir el rostro de Harry—. Ven aquí.
Él se acercó con lentitud y tomó su mano. Su labio inferior sobresaliendo casi sutilmente. Casi. Louis colocó una de las rosas sin espinas en su mano.
—Cuando te conocí pensé que eras como una rosa.
—¿Una rosa?
—Sí. Tenía un propósito y tú solo estabas ahí, tentándome a tomarte y lastimarme con tus espinas. Como una rosa. —Miró hacia los rosales. Sintiendo cada palabra que decía—. Es hermosa, magnífica y su color carmesí siempre te incita a tomarla hasta que es demasiado tarde y ya te has lastimado con sus espinas.
—Oh. Gracias, Louis. Eso fue bastante romántico. —Dijo Harry rodando los ojos pretendiendo estar molesto.
Louis golpeó su hombro sin demasiada fuerza. Y volvió a concentrarse en lo que estaba haciendo con una sonrisa.
—¿Continúo siendo una rosa para ti, mi girasol? —Preguntó Harry más cerca de él.
—No, ya no más.
—¿Qué soy entonces?
—Un tulipán. —Harry no supo de dónde salió, tan solo tomó la flor que Louis le entregó. Muy hermosa y casi igual de carmesí que la rosa anterior.
—¿Por qué un tulipán?
—Porque eres más que pasión, Harry. Mucho más peligro y aventura. —Lo miró con la misma intensidad que habi hecho durante todo ese tiempo—. Eres mucho más cálido. Eres mi hogar y te amo sinceramente.
Harry sonrió y abrazó al lord.
—Yo también te amo, Lou.
Y ellos florecieron como las flores en su jardín. Su esplendor siempre permaneció oculto, solo siendo visible para los ojos correctos.
***
Hola gente linda, la idea de esta historia literalmente surgió de una playlist de música clásica. Así que cada capítulo es la representación de lo que me hizo sentir cada canción. Déjenme decirles que es, por mucho, una de las historias más interesantes que he escrito hasta ahora. Ha sido todo un proceso entretenido que ha puesto a prueba mi manera de escritura en más de una ocasión, pero no ha dejado de fascinarme.
Quiero agradecerles por su paciencia, votos y comentarios. No saben lo mucho que los aprecio.
Y sí, este capítulo es una especie de epílogo. Hasta acá llega esta historia, espero que la hayan disfrutado tanto como yo.
No olviden mantenerse a salvo, tomar agua y lavarse las manos.
Hasta una próxima vez,
Ivanna x.
![](https://img.wattpad.com/cover/249445257-288-k636717.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El rey ha muerto
FanfictionSilencioso y mortífero como el puñal en su mano. Nadie lo ha visto rondar entre los pilares de un hogar roto. Él tan solo acecha en la oscuridad seductora como sus caderas, sus labios venenosos susurran secretos falsos. Cuando el alba se presenta, l...