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Betty:

Kevin extendió su mano hacía mi. 

Mentiría si aun dijese que dudaba que esto fuese todo una broma. O quizá la ultima vez en mi practica me había caído de cabeza y había quedado en coma, lo cual significaría que todo esto era un sueño. 

Eso sonaba con mucha coherencia a comparación de todo lo que me había dicho el chico de ojos claros frente a mi. Pero, si todo se trataba de un sueño ¿Qué más daba? No perdía nada. 

Extendí la mano para tomar la suya. Él me atrajo hacía sí y después de un segundo de estar entre sus brazos, se alejó de mi mostrándome que nos encontrábamos ahora en una colina rodeados de arboles y flores. El cielo estaba despejado y los rayos del sol se colaban entre las ramas de los arboles dando aquel toque de fantasía. Sonreí sin poder evitarlo. 

─ Pensé que no vendrían. ─ la voz de Jughead a mis espaldas me hizo girarme. Se encontraba sentado sobre un trozo de leña. ─ Hola princesa. ─ sonrió de aquella manera en que lo había hecho desde que nos conocimos. 

Con un toque de burla y picardía en sus labios.

─ ¿Dónde están los demás?─ pregunté observando alrededor. 

─ Apenas nos hemos conocido y ya nos extrañas. ─ alcé la mirada a donde provenía aquella voz. Billy alzó la mano a modo de saludo. Se encontraba sentado en una de las ramas de los arboles. 

─ Deja de ser un ridículo y baja de ahí. ─ Archie apareció de repente. Al notar que me había sobresaltado, deslizó una cálida sonrisa en sus labios. ─ Lo siento... 

─ ¿Hiciste lo que debías?─ preguntó Jughead. 

─ Nadie preguntará por nosotros el resto de las clases. ─ realizó un saludo estilo militar. 

─ Esta bien. Será mejor que comencemos ─ ordenó Kevin. 

─ Supongo que Kevin te ha explicado tus dones. ─ Jughead se colocó de pie. 

─ Ahm, sí... Super oído, poder ver los recuerdos, fuerza, teletransportación, movimiento y control de mentes. ─ enumere mostrando mis dedos. Sonreí orgullosa cuando terminé. 

Sin embargo, mi sonrisa se desvaneció al contemplar los rostros de todos ellos. Excepto Kevin, que negaba con pena ajena. 

─ No cariño. ─ Billy se acercó a mi. ─ Eso que acabas de enumerar son "habilidades" que todos nosotros tenemos. ─ explicó. ─ Jueces, príncipes y guardianes. Nos referimos a tus dones como princesa suprema de la luna. 

─ ¿Hay más?─ fruncí el ceño afligida. 

─Sí. ─ asintió Jughead. ─ Todo lo que has mencionado se nos otorga a cada uno, pero como princesa divina tienes tus propias habilidades que te hacen inigualable. Nadie más puede hacer lo que se te ha otorgado a ti. 

─ Por ejemplo, ─ intervino Archie. ─ Yo soy el guardián del bosque. Tengo el don de poder crear árboles, ramas...

─ Todas esas cosas del bosque. ─ le interrumpió Billy. ─ Y yo que soy el guardián del tiempo, puedo  controlar el tiempo. ─ se señaló con orgullo. ─ Es decir, puedo detenerlo, atrasarlo y adelantarlo según sea mi gusto. ─ se cruzó de brazos con orgullo. 

─ No digas mentiras. No puedes manipularlo sin fuerza de luz. ─ negó Kevin. 

─ Es verdad, por eso necesitamos a nuestra princesa. ─ me guiñó el ojo. 

─ Y tú eres el príncipe del agua. ─ señalé a Kevin. ─ Puedes controlar el agua. 

─ Controlar y crearla. ─ asintió con una pequeña sonrisa. 

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