•7

851 110 35
                                        

Betty:

— Te llevaré a casa. — indicó Brett tomando mi mano. — Espero que te quedes con el papel. Lo has hecho de maravilla. — comentó alzando mi mano y depositó un beso en mis nudillos.

— Eres muy adorable, pero la única razón por la que accedí a hacerlo fue porque Evelyn prometio que no me quedaría con nada. — respondí encogiéndome de hombros.

— ¿Por qué no? Has sido la mejor. — frunció el ceño.

— Uno: lo dices solo porque eres mi novio. — señalé obvia. — Dos: no tengo tiempo para ensayos aparte de las Vixens.

— Entonces ¿ por qué lo has hecho?

— Evelyn quería que los nuevos se interesaran más...— apreté los labios al darme cuenta que había hablado de más. 

Brett paró mirándome molesto.

— Brett...— quise explicar.

— De nuevo, Betty. — negó soltando mi mano.  — Cuántas veces más dejarás que ella te maneje a su antojo solo para lograr lo que quiere.

— Evelyn no es...— negué comenzando a caminar. No quería que discutiéramos por algo en lo que jamás estaríamos de acuerdo. — Ella solo pidió mi ayuda.

— ¿Y qué ganas tú?— alzó ambas cejas.

Abrí los labios pero esta vez no había mucho a mi favor. Lamenté el no poder ser más rápida para inventar excusas.

— Lo ves. — señaló.  — Siempre es lo mismo. Ella consigue algo a costa tuya y tú siempre se lo permites.

— Es mi amiga, Brett. — me encogí de hombros. — Eso es lo que hacen los amigos. Se ayudan sin esperar nada a cambio.

— Lo aceptaría si no se tratase de Evelyn. Ella nunca ha hecho nada por ti.

— Eso no es cierto. — negué molesta.

— Oh, ¿enserio?

Negué frotando mi rostro con ambas manos. — Olvídalo. — me giré.  — No quiero discutir contigo y se me hace tarde para ir a casa...

Me detuve en seco. El único ruido por el pasillo eran mis pisadas. Observé alrededor. Todo el mundo estaba ahí.

Alumnos frente a sus casilleros o simplemente conversando a mitad del pasillo. O al menos eso es lo que parecía porque todos estaban quietos.

Has visto cuando pones pausa a algún video en la tv. Era exactamente la forma en la que todos estaban: en pausa.

Me giré contemplando a Brett parado observándome con el ceño fruncido.

— ¿Brett?— llamé frunciendo el ceño.

Él no se movió. 

Me acerqué temerosa hasta colocar una de mis manos sobre su pecho. Estaba cálido. El mero contacto era normal. Excepto porque no se movía.

— Brett... — volví a llamar esta vez mucho más asustada.

Mi respiración se volvió pesada. ¿Qué demonios está pasando?

— De acuerdo... — trate de tranquilizarme y respirar profundo. — Esto es una broma, ¿verdad? — sonreí con nerviosismo.

Observé nuevamente a mi alrededor esperando que alguien comenzase a moverse o a reírse.

— Es suficiente... Brett, sabes que odio las bromas. — advertí. 

Mis intentos era en vano. Tomé las manos de Brett pero estás eran imposibles de mover. ¿Por qué?

Moonlight 🌙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora