Capítulo 8. ACORDE

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—Buenos días, Luisita, pasa.

—Buenos días, Pilar.

Luisita se acomodó en una de las butacas que había enfrente de aquella mesa de escritorio. Su psicóloga cerró la puerta y se sentó al otro lado de la mesa en una actitud relajada, apoyando los antebrazos sobre el filo del tablero.

—¿Cómo estás?

A Luisita aquel espacio le daba paz, se sentía libre de expresarse como quisiera y sabía que allí no iba a ser juzgada.

—Hoy estoy bien, pero la semana ha sido... diría que rara.

—¿Por dónde quieres empezar?

—El jueves por la tarde me dio un ataque de ansiedad. Marina me sacó el tema y... mal.

—¿Qué sentiste cuando Marina te habló de ello Luisita?

—Sentí que volvía a estar allí, que volvía a sentir lo mismo que sentí aquel día... – Las lágrimas de Luisita salían rebeldes de sus ojos, pero allí podía permitírselo, no necesitaba contenerse, esa hora de sesión era para ella—. Sentí la necesidad de salir corriendo.

—¿Qué paso después? ¿Qué hiciste?

—Conseguí calmarme sola. —El llanto se hacía más leve—. Hice lo que habíamos ensayado aquí, y sentí muchísimo alivio después. La sensación de tener el control de poder terminar yo misma con la ansiedad fue increíble.

—Es justo lo que buscábamos que sintieras Luisita, con todo lo que has aprendido hasta ahora ya sabes cómo funciona la ansiedad, cuando la miras de frente acaba desapareciendo, pero hay que tener herramientas para poder hacerlo y tú ahora las tienes.

—Sí —confirmó.

—¿Y el resto de la semana? Por qué me dices lo que pasó ese día, y pudiste controlarlo sola, sin ayuda de nadie.

—Si pude. El resto de la semana... He seguido escribiendo, pero no he escrito sobre ella.

—¿Y qué has escrito?

—Te lo voy a dejar, pero prefiero que no lo leas ahora.

—Perfecto, déjamelo y lo hablamos en la próxima sesión.

Su psicóloga guardó lo que le había entregado Luisita.

—Aprovechando lo que me has contado que pasó... Me gustaría saber, ¿cómo ha afectado eso al resto de la semana? ¿Ha influido en tú día a día lo que pasó el jueves por la tarde?

—La verdad es que no. Ese día me sentí mal y cuando llegué a mi casa me quedé dormida con un dolor de cabeza enorme, pero no me ha influido el resto de los días.

—Es importante esto Luisita. —Ella escuchaba con atención—. Quiere decir que has aprendido que una recaída es normal y sólo hay que saber gestionarla. Permitirnos estar mal un día no es malo. Vivimos en una sociedad en la que habitualmente sólo se muestra lo bueno, la cara amable de la vida. Pero eso no es real, a todos nos pasan cosas y todos tenemos días buenos y malos. A veces intentar luchar contra ese malestar nos hace más daño que sentirlo. —Luisita asentía.

—¿Hay algo más de lo que me quieras hablar?

—Sí, he superado el número cuatro de la jerarquía.

—Luisita eso es fantástico —contestó su psicóloga entusiasmada.

—Creía que me dirías que no había estado bien —dijo pesarosa.

—¿Por qué?

—Por haberme saltado lo que me habías pautado.

—La jerarquía es una guía, una herramienta que nos sirve para organizar el trabajo y los pasos que tenemos que ir dando poco a poco, para que tú consigas el objetivo, que es superar todas esas situaciones que te provocan ansiedad. El hecho de que las situaciones las eligieras y organizaras tú, nos indica cuales son las que te provocan más ansiedad y cuales menos, pero esa jerarquía está viva y tú puedes ir eligiendo cual puedes saltarte y cuando avanzar con ayuda de todo lo que trabajamos aquí. ¿Crees que habiéndote enfrentado a la cuatro, serías capaz de enfrentar ahora las que te has saltado?

Sólo si es contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora