Calma

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—¿De verdad hiciste eso?

—Deja de reírte.

—No puedo enviártelo, mira que pagarle aquel hombre para que saliera con aquel bate.

—Lena. —la morena levantó las manos intentando calmar su risa, el rostro de Kara se mantenía serio.

—No puedes negar que es gracioso. —Kara no pudo aguantar más y soltó a reír junto con Lena.

—Lo siento, necesitaba hacer algo para que me dejaras ir contigo.

—Lo siento, necesitaba hacer algo para que me dejaras ir contigo

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—¿Convertirte en una criminal falsa? —Kara asintió riendo. Lena nunca se cansaría de aquellos ojos llenos de luz, sonrió y con suma ternura acaricio el rostro de Kara, como siempre que estaba cerca de la rubia, su cuerpo reaccionó solo, sus labios buscaron los de Kara, quien encantada los recibió. Para la rubia era como si conociera de siempre los labios de Lena.

Kara podía sentir como algo estallaba en su pecho, como si aquel sentimiento siempre hubiera estado ahí y de repente hubiera despertado.

—Me encantas. —susurró Lena sonriendo.

—Tú a mí. —contestó Kara uniendo su frente con la de la morena. —sé que tal vez no es el momento adecuado y tal vez para ti sea difícil creerlo, pero no puedo esperar más. —Lena frunció el ceño sin dejar de sonreír. —quiero intentarlo contigo, quiero demostrarte todos los días todo lo que me haces sentir.

—Acaso usted me está pidiendo...

—Sí. —interrumpió Kara tomando las manos de Lena, dejó un beso en cada una y las llevo hasta su pecho. —Le... ¿Quieres ser mi novia? —Lena sonrió abiertamente, era cierto que el momento no era el que ella hubiera querido para un momento así, pero la verdad es que estaba cansada de esperar, soñó tanto con ese momento que no podía dejarlo pasar.

—¡Sí, claro que quiero! —exclamó volviendo a unir sus labios a los de Kara.

Los días siguientes eran como un sueño, por momentos olvidaban que estaban huyendo, Kara agradeció internamente que Lena hubiera dejado atrás lo sucedido con aquel hombre, al menos por unos días, Lena había estado relajada.

Después de alejarse lo más que pudieron, Kara intento hacer contacto con Samantha, pero poco éxito había tenido, algo no estaba bien y ella lo sabía, pero. ¿Cómo averiguar cualquier cosa sin exponerse?

—Han pasado algunos días. ¿Has hablado con Sam? —Kara levantó el rostro y observó a Lena.

—No.

—Dijiste que...

—Lo sé. —interrumpió la rubia estirando su mano para que Lena la tomara, la morena lo hizo sentándose a su lado. —no sé qué pasa, he estado llamando al número que Sam me dio, pero nada, no he querido arriesgarme a llamarla a la oficina o a su departamento.

—Algo malo pasa, Sam no desaparecería así como así.

—Tal vez la tienen vigilada y ha tenido que desconectar el teléfono. —Lena encogió los hombros. —tranquila Le, ella está bien. —por supuesto que Kara no estaba segura de aquello, pero necesitaba darle ánimos a Lena.

—Creo que deberíamos partir, aún falta para llegar al motel más cercano. —comentó Lena bajando de la banca en la que se encontraban. Kara asintió tomando la mano de Lena.

Después de una rato llegaron a un pequeño motel, Lena se encargó de ir por algo de comer al restaurante de enfrente, mientras Kara pedía una habitación.

—Creo que te tocará dormir en el sofá. —dijo Kara al salir de la oficina. Lena arqueo la ceja.

—¿Y eso por qué?

—Porque ya no habían habitaciones dobles y como tú eres tan pudorosa. Bueno. —comentó Kara encogiendo los hombres, sonrió coqueta y comenzó a caminar hacia la habitación. Lena negó con la cabeza, la rubia sabía cómo desestabilizarla.

—No hay sofá. —se quejo Lena cruzando los brazo, Kara no pudo evitar soltar una carcajada. —¡no te burles! —exclamó la morena tomando a Kara por la cintura.

—Es divertido molestarte. —dijo Kara riendo, Lena camino con la rubia hasta la cama y se arrojó.

—No lo es. —dijo atrapando las manos de Kara sobre su cabeza. La mirada de Lena era tan intensa que Kara sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. —nunca pensé que podría tenerte así, entre mis brazos, poderte acariciar. —Lena acaricio la mejilla de Kara y bajo hasta su cuello. La rubia cerró los ojos disfrutando de las caricias de Lena.

—Le...

—Shhh. —susurró la morena, se inclino apenas rosando los labios de la rubia. Lena la acariciaba con tanta ternura que Kara sintió nostalgia. Sus respiraciones se mezclaron. La rubia jamás había sentido aquellas sensaciones, la intimidad con la que Lena la estaba tratando iba más allá de lo sexual. —¿Estás bien? —susurro Lena acariciando nuevamente el rostro de Kara, la rubia sonrió.

—Más que bien. —contestó devolviéndole las caricias. —Kara cerró la distancia entre ella disfrutando del momento.

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Lena estaba feliz, a pesar de su difícil situación, ella estaba feliz porque tenía a la rubia junto a ella y eso la hacía sentir fuerte. A la mañana siguiente, Lena no pudo evitar disfrutar de la vista, Kara dormía plácidamente. La morena se recostó en su brazo y disfrutó de los gestos que hacía la rubia.

—¿Cuánto tiempo tienes mirándome? —susurro Kara sin abrir los ojos.

—El suficiente para darme cuenta de tus gestos. ¿Qué soñabas?

—Con una persona poco sensible. —contestó la rubia abriendo los ojos.

—¿Así?

—Sí.

—Cuéntame.

—¿Tú quieres estar conmigo? —Lena noto la duda en las palabras de Kara, que aunque las dijo con una sonrisa, sabia que hablaba en serio y sabía perfectamente a qué se refería. Lena se acomodo más cerca de la rubia.

—No te imaginas cuánto. —contestó Lena dejando un beso en la mano de Kara. —pero quiero que cuando ese momento pase, sea inolvidable, quiero que ese día sea especial. —Kara sonrió.

—Yo también lo quiero. —Lena sonrió y dejó un beso en los labios de Kara.

—¿Qué Diablos! —exclamó Lena en cuánto abrieron la puerta, se extrañó al ver al hombre de recepción. —¿Qué...?

—¡Hola, hermanita!

Sol y Luna (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora