¿Quien sabe cual es la decisión correcta? La vida esta llena de errores y Kara tendrá que cometer algunos para encontrar nuevamente su camino. Ella deberá descubrir que es amor y que es pasión, deberá tomar una decisión o puede perder al amor...
—Hola, sobrina. —dijo Adam sin apartar la mirada del gran ventanal. —también me da gusto verte. —ironizó girándose. Metió las manos en los bolsillos de su pantalón y caminó por la oficina. —bonita vista.
—Que Kieran te haya dejado a cargo de no sé qué cosas, no te permite escabullirte en mi oficina. —exclamó Lena rodeando su escritorio.
—Tranquila, yo solo vine a saludar.
—Dejemos algo claro, no te quiero aquí, ambos sabemos que sí por mí fuera, tú habrías salido de nuestras vidas hace mucho. —Adam arqueó la ceja sonriendo. —lo sé, poco puedo hacer, pero no tengo que soportar tu presencia, si quieres hablar de algo con respecto a la empresa, lo hablaras con Samantha, tú y yo no tenemos porque cruzar palabra.
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—Has cambiado. —dijo el hombre caminando hasta el escritorio, Lena no quería que él notara cuánto la afectaba, el hombre se sentó frente a la morena y con elegancia cruzó una pierna sobre la otra. —¿Dónde quedó aquella niña que quería tanto al tío Adam?
—¡Sal de mi oficina! —Adam se puso de pie, volvió abotonar su saco y rodeó el escritorio.
—Sabes bien que no deberías hacerte la valiente conmigo. —susurró colocando un dedo bajo la barbilla de Lena.
—¡Ya la escuchaste! —Adam giró el rostro sonriendo. Negó con la cabeza al ver a Kara, arregló su vestimenta y caminó hasta la puerta.
—Nos vemos. —dicho aquello, salió con una sonrisa sarcástica, él sabía cómo manejar a Lena, por más dura que ella se comportara, con solo tenerlo cerca, volvía hacer aquella pequeña niña asustadiza.
—¿Estás bien? —cuestionó Kara abrazando a Lena, la morena simplemente se quedó en silencio. Internamente se maldijo por caer en los tontos juegos de Adam. —Lena.
—Estaré bien.
—¿Qué hacía aquí?
—Kieran salió de viaje y lo dejó en su lugar.
—¿Qué? —Lena encogió los hombros.
—No lo quiero cerca de mí. —susurró Lena intentando calmar los temblores en sus manos.
—Y no sé te acercará, si tengo que estar pegada a ti, lo haré. Pero tú no estarás sola con él. —contestó Kara acariciando las manos de Lena
—Gracias, K. —Kara sonrió.
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—¿Qué demonios tiene en la cabeza tu gemela malvada? Yo sabía que no debíamos confiar en ella. —en cuánto Samantha se enteró de lo sucedido, estaba que echaba fuego, Kara prefirió no interferir en la plática de sus amigas.
—Ya no importa, solo necesito que tú te encargues de los asuntos que se tengan que tocar con él.
—Por supuesto, cuenta con ello. —Lena agradeció el apoyo de su amiga. —¿Entonces de verdad no te apartaras de ella? —Kara sonrió.
