Capítulo 40: Máximo Sacrificio

136 10 117
                                    

Tras haber derrotado a Darius, Teemo, Poppy y Scrach se dispusieron a ir a ayudar a Lulu y Veigar que desde hace ya un rato luchaban contra el causante de todos las penurias que habían tenido que soportar, en efecto ese era el mismísimo Swain, que no desaprovechó de hecho la muerte de Darius para extraer toda la fuerza que le había prestado.

Swain ahora irreconocible gracias a su forma demoniaca había vuelto a reunir todos los objetos ancestrales del poder supremo. El espacio de distorsionaba a su alrededor por la acumulación tan basta de poder en una sola persona. Al acercarse un poco más al nuevo "campo de batalla", Teemo y los demás quedaron sobrecogidos por una sensación espantosa, una mezcla de miedo e impotencia.

- ¿Qué.....q-que es esto? -se quejaba el explorador cayendo de rodillas y llevándose sus mano al pecho, donde había empezado a sentir un dolor punzante.

- n-no lo se.... pero....c-créme...no te afecta solo a ti -respondió Poppy que también había clavado su rodilla en el suelo y trataba de no caerse apoyándose sobre el mango de su martillo. - ese aura....que desprende....e-eso es lo que nos debilita.

- s-si eso es así....¿p-porqué a Veigar y Lulu no parece.....a-afectarles..... - preguntó el Yordle anaranjado a punto de caer derrotado por el cansancio.

Los tres ni siquiera podían ponerse en pie, de momento, solo les quedaba resignarse a ver aquella pelea desde la segunda fila. Ahora... es cuando debían confiar en la fuerza de Lulu y Veigar y rezar para que consiguieran derrotar a Swain, el cual parecía que a cada minuto que pasaba se iba haciendo más y más fuerte.

Un poco más lejos, Veigar trataba de esquivar o desviar los ataques del general Noxiano como podía. Los hechizos de Swain eran tan precisos que casi daba miedo de que no estuviera peleando en serio. En una de estas, Swain convocó en su mano derecha una esfera de energía oscura color carmesí, la cual lanzó contra el mago oscuro, Veigar ipso facto con ayuda de su báculo respondió con un "ataque maligno", el choque de ambos hechizos provocó una fuerte explosión que hizo salir volando al Yordle oscuro, el cual fue atrapado por Lulu que había conseguido colocarse detrás de él.

- gracias Lu....te debo una - agradeció en Yordle mientras volvía a re incorporarse.

- no me des las gracias aun Vei, tenemos una lucha muy complicada por delante -respondió la Yordle con la mirada seria y fija en su objetivo.

- es verdad.....pero es demasiado poderoso, necesitamos algo más que encantamientos comunes para poder hacerle frente, librarse de la influencia de esos dichosos objetos arcanos no va a ser cosa fácil, la energía que desprenden en verdad es aterradora - la mirada del mago se desplazó hasta su querida hechicera, la cual parecía estar pensando en algo, pero fuera lo que fuera él trataría de ayudarla en todo lo que fuera capaz. - ¿Has tenido alguna idea Lulu? - preguntó

- ummmmm.....los objetos parecen estar unidos a su fuente de esencia espiritual, si la conseguimos cortar...podríamos darle la vuelta a la situación, pero no conozco ningún conjuro que interfiera con las líneas espirituales. -no les dejaron tiempo para terminar de hablar cuando una lluvia de meteoritos incandescentes apareció sobre sus cabezas. Lulu estuvo rápida y con unas simples palabras y un movimiento de su mano conjuró un escudo de magia blanca el cual redujo los meteoros a puro polvo cósmico.

- dejad de hablar de una vez alimañas, nada de lo que planeéis tendrá efecto sobre mi - replicó el demonio desde la distancia. -aun así estoy sorprendido de que puedas detener una de mis habilidades con tanta facilidad, dime pequeña.....¿no te gustaría llevar tu poder aun más allá? ¿usarlo para una causa mayor, una en la que podrás demostrar al mundo entero de lo que valen los poderes de una diosa? - Swain estaba.....¿intentando poner a Lulu en contra de su pueblo? Veigar no podía creerlo, la mirada de Lulu se había ensombrecido, ya no podía ver bien su rostro y sus sentimientos quedaban entrecortados, no podía siquiera imaginarse lo que pensaba.

El Oscuro AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora