¿Cada quien tiene un destino o cada cual elige su camino? Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, pero también sabemos que nadie elige dónde nacer. Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinació...
El sonido del chocar del acero dentro del área de la arena retumbaba por la estructura. Parejas de guerreros novatos entrenaban sus movimientos mientras Randall se paseaba alrededor junto a dos compañeros de su misma generación, Karim era la mentora que corregía las posturas a los chicos y chicas de 12 años que aspiraban a convertirse en los guardianes de Tenebris.
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–Es muy cuidadosa con las posturas. Sus consejos son muy buenos. –menciona un joven con cabello un poco largo hasta las orejas.
–Es de las mejores guerreras después de Alina. –añadió una chica pelirroja con cabello largo hasta la cintura y amarrado como cola de caballo.
–Ellas dos jamás han peleado en serio. No puedes compararlas, Margot. –responde Randall deteniéndose y quedar frente a observar todo el área. –A Karim no le importa demostrar su fuerza, y a mí tampoco me interesa que lo haga.
–Siendo sinceros Randall, no te imagino estando con ella, ambos son demasiados diferentes. Tú prefieres tus raíces, Karim sentir el viento. Quién mejor se adapta a ti es Alina.
–Sí, es verdad. Karim es inquieta y curiosa por todo lo que le rodea, bueno o malo. Alina en cambio, es todo lo que me agrada, madura, sensata y tradicional.
–¿Entonces por qué aceptaste casarte con ella? Sólo por ser la hija de nuestros líderes. –preguntó el joven.
–Por eso, y porque Alina no es Karim. Alina no me interesa más allá de ser buena combatiente y mi compañera de generación.
–¡Bien, es todo por hoy! –sentenció la princesa aplaudiendo dos veces y con las voces de los estudiantes afirmando.
La joven osciló la mano para despedirse de su prometido quien asintió, la hora de entrenamiento de los novatos había terminado y ahora le tocaba a los guerreros consagrados afilar sus habilidades. La mayoría de los novatos se quedaron para observar a sus mayores, aunque muchas de las chicas lo hacían para observar al mejor de ellos.
–Deberías pasar un rato más con tu prometida. –habló su amigo haciendo notar a Randall que el príncipe de Ignis esperaba en la entrada a la joven, y ella caminaba con él hacía afuera.
–… Ponte en guardia, Nahuel. –fulminó ignorando ese hecho y levantando su espada para el entrenamiento.
Rawrap y Karim caminaron hasta el establo y tomando sus corceles para dar una vuelta por el bosque hasta llegar a aquella cascada donde en su cima un campo de rosas negras hay. Sólo estaban a dos días para el fin de año y ambos ya habían entablado una amistad donde sus pláticas constaban más sobre las anécdotas que el príncipe narraba sobre sus viajes a diferentes regiones del continente. Si Karim tenía una duda del exterior, Rawrap se la aclaraba, y si él quería conocer sobre una de las tradiciones de Tenebris, ella se la explicaba. La chica bien se llevaba con todos los profesados, aunque aun no tenía un toque con el de Lux, él era muy reservado y casi nunca se alejaba de su hermana. Sin embargo, con Ignis tenía especial apego.
