Capítulo 18: Trabajando juntos - Parte 1

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Rey y amigo entraron juntos y solos a una habitación vacía a puertas cerradas, con el rey habiéndose cerciorado de que nadie viniera para hablar. Algún pueblerino actuando sospechoso, alguien en las tropas que se comporte extraño, quizás un nuevo recluta.

—Por más que repasemos, no logro pensar en nadie —Sergio pasaba su mano por la cara—. Debe ser alguien muy adentro. Quizás algún anciano. No todos están de acuerdo con tu forma de gobernar con pacifismo. En especial Valk, que aunque fuese mi mentor, siempre mostró su rencor por que haya sido usted, un simple campesino quien desposara a la hija del rey, en vez de él, el capitán de la tropa real.

—Valk parece tener los motivos, pero por alguna razón, siento algo de duda. Mantenlo bajo vigilancia e infórmame de todo lo que haga. Es obvio que no trabaja solo si es nuestro traidor.

En una parte del bosque de los dragones, Aisha y Randall se hallaban sentados en las rocas frente al inicio del mar, el mayor estaba con la cabeza baja estrujando su entrecejo con los dedos

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En una parte del bosque de los dragones, Aisha y Randall se hallaban sentados en las rocas frente al inicio del mar, el mayor estaba con la cabeza baja estrujando su entrecejo con los dedos.

—Lo lamento —dijo sonriente la menor.

—No lo parece… —reprochó en voz baja sin intención de ocultarlo.

—No pensé que te aterraran las alturas.

—No lo hacen, pero prefiero mis pies en la tierra. Además, ¿no dijiste que sabías controlar a esa cosa?

La joven rió en cuanto él levantó su cara al cielo, ellos llegaron a ese punto gracias a un dragón pequeño, pero lo suficientemente grande para que ambos lo montaran. Aisha zigzagueaba, iba recto o en picada, todo con velocidad, y el mayor simplemente se mareó.

—¿Amas a Karim? —hubo un silencio marcado por el sonido de las aves, el viento y el agua.

—¿Por qué tu pregunta?

—Por nada en especial. ¿Qué es lo que te gusta de ella?

—Su fortaleza, curiosidad, alegría, y sobretodo su honestidad —respuesta rápida que sorprendió a la menor—. Valoro especialmente nuestra confianza.

Aisha notaba en el contrario una ligera sonrisa marcando sus labios mientras veía el mar tranquilo, y que de vez en cuando alguna ola golpeaba las rocas más bajos de ellos y que los salpicaban como una leve brisa.

La joven viró su vista a acompañar al chico en otro silencio más agradable, Aisha era la que lo cortaba encimando su carisma en el hablar, aunque era más preciso decir que era su monólogo al contar anécdotas suyas y de otros, algo que a Randall no desagradaba y escuchaba atento donde algunas le provocaban un poco de risa que trataba de que no se descontrolara.

—¡En serio! ¡Mi hermano lloró la primera vez que se despegó del suelo con Rex! —dijo a carcajadas la princesa golpeando con la palma el hombro del mayor.

—¿Qué edad tenía?

—Trece –mencionó explotando de risa junto a él, que ya había perdido la fuerza de voluntad para no reír—. Cuando bajó, juraba que no volvería a subir otra vez —mencionó luego de que pudieron calmarse.

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