Los jóvenes de Tenebris veían sorprendidos a Marino por haber aparecido de esa forma, más Karim era la que lo mostraba ya que Randall disimulaba.
—¡Preciosa Karim! —animado se acercó para abrazarla con los brazos extendidos— Ho-Hola Randall… —mencionó en cuanto el mayor se interpuso con lo brazos cruzados— Hola Rawrap, linda Aisha —ellos saludaron, la chica divertida y el chico con la cabeza.
—¿Cómo hiciste eso? —sin embargo, Karim estaba notoriamente más curiosa por la forma de aparecer del peliazul.
—Es un encanto de transporte. Hay diversas formas de hacerlo, la mía por ejemplo, se basa en runas escritas en papel especial —respondió alzando el trozo del suelo y entregándoselo a la chica de nuevo—. Así podemos vernos más seguido —agregó provocando que Randall alzara una ceja.
—¿Y cómo funciona el caracol? —preguntó el de Ignis.
—Dentro hay una gema de viento con una runa grabada. Transporta las palabras y los sonidos de un caracol a otro, tiene un modo de música relajante con olas de mar, como seguramente pudieron notar cuando les llamé, o puede estar en silencio con un ligero vibrar. Así nos comunicamos en nuestro reino. Hay muchos artefactos curiosos para ustedes que con todo gusto estoy dispuesto a mostrarles, pero por el momento, vamos a lo que nos compete.
Marino se quitó su mochila y se sentó en el pasto junto a los demás, él vio el mapa a un lado aunque no preguntó por ello, aunque podía entender que ellos recreaban un plan para algo. El chico sacó unas hojas escritas a mano y las colocó en el suelo sujetas por piedras, para evitar que estas salieran volando por un viento repentino.
—Estuve leyendo, comparando y analizando los escritos de mi reino junto a las copias que me diste en Tenebris, además de que tengo otros de Tonitrua, gracias a mi hermano que es amigo del príncipe y nos proporcionó unas copias suyas.
—Oh… ¿Y qué encontraste? —preguntó Karim tomando una hoja.
—Cosas interesantes, la primera habla sobre la luz que trajo el amanecer en plena noche por unos instantes en el horizonte. Segundo, Tonitrua redacta sobre una especie de ruptura, ocho puntos que se desplegaron en diferentes puntos como si se separaran. Y el tercero es este —señaló a la hoja que Karim tenía.
—¿Esto? —mencionó dirigiendo su vista al manuscrito— Durante años, los descendientes de Maemuki han pasado las palabras a la tinta, sus registros permanecen resguardados en su bobeda familiar y no permiten que un sin sangre se acerque… ¿Qué? —la joven leía las líneas en la hoja sin comprender.
—Verán, los escritos de nuestro reino siempre han estado bajo alguien en especial, y son los descendientes de Maemuki. Ellos se encargan de transcribir cada hecho a papel.
—¿Qué tiene que ver todo esto? —Randall preguntó tomando otro papel.
—La profecía que avisó sobre nuestra llegada, y la que avisa sobre nuestro futuro incierto, fueron proveniente de una adivina, esa anciana era una Maemuki. Y también, son de las familias más antiguas de las que se conoce y tiene registro desde la creación del mundo.
—Sigo sin entender.
—La familia tiene una larga línea de adivinos, ellos son los que podrían ayudarnos a tener más certeza de la segunda adivinación.
—¿Estás diciendo que todo este alboroto surgió de una vieja de tu pueblo?
—Randall —la chica suspiraba poniendo una sonrisa desairada por el tono molesto de su prometido—. Marino trata de ayudar, déjalo que explique su punto —atinó a decir con el contrario aceptando—. Continua por favor.
ESTÁS LEYENDO
Hijos de los Elementos
Fantasy¿Cada quien tiene un destino o cada cual elige su camino? Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, pero también sabemos que nadie elige dónde nacer. Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinació...