Capítulo 8: Paseo

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El joven veía a esa chica llorar, sin embargo, no tuvo tiempo en seguir observándola cuando sintió una presencia detrás de él que le advertía con ferocidad. Con rapidez desenvainó su espada siendo golpeada por otra, no hubo calma, pues el sujeto no se detuvo dando más acometidos, el silencio de la cima de esa montaña se vio interrumpida por el sonar del acero al chocar.

-¿Qué? -Karim se giró confusa y un poco asustada por el repentino ruido. -Randall y... ¿Rawrap? -la joven se sorprendió de verlos salir de la oscuridad que se formaba por los árboles. -¡Basta! ¡Deténganse! -se interpuso.

-¡¿Estás loca?! ¡Este tipo te ha estado siguiendo! -replicó el mayor con enojo.

-... No busco hacerle daño. -añadió Rawrap.

-Eso es algo que diría alguien que busca hacerlo. No confío en ti ni en ninguno de los otros extranjeros. Ustedes creen que Karim cumplirá esa visión.

-No es verdad. Yo no me guío por simples palabras, mi padre tampoco.

-¿Y puedes asegurar eso de los demás? Porque es obvio que con los de Lux no es posible.

-¡Es suficiente! -Karim alzó la voz con molestia. -Ambos guarden sus armas ahora.

-Karim...

-¡He dicho ahora! -los jóvenes obedecieron, sin embargo, Randall no dejaba de ver con hostilidad al procedente de Ignis, cosa que provocó a la chica suspirar. -Vamos a estar juntos por los próximos 7 días. Traten de no matarse hasta entonces.

-Karim ¿estás bien? -Rawrap preguntó extrañando a la chica, pues ella no se había dado cuenta de que sus lágrimas seguían corriendo.

-Maldita sea... -la joven frotaba sus ojos. -¿Por qué no se detienen?

Después de unos minutos, su llanto al fin se calmó, aunque el príncipe quería preguntar, no lo hizo. Los tres bajaron, Karim fue acompañada por Randall a su dormitorio y Rawrap fue a la suya, se sentó en la ventana, veía en la misma dirección en la que suele ver la chica, pero él no era el único que estaba despierto, todos los involucrados en esa profecía también veían en aquella dirección, como si algo estuviera en aquel punto.

×~×~×~×~×

La mañana siguiente era un poco ajetreada con las composturas del pueblo. Marino estaba en la biblioteca de la villa leyendo y analizando los escritos que habían sobre aquella noche del inicio del año cuando aparecieron, los comparaba y trataba de tener una respuesta o al menos una pista sobre cómo detener o cambiar el destino, o como mínimo, saber quién será la persona que la profecía menciona. El príncipe de Aqua es uno de los mejores en el campo del conocimiento. Karim se encontraba al lado de él, trayendo y dándole los libros y pergaminos que habían.

-Debo decir que me impresiona su biblioteca. Es muy grande.

-Gracias. Como tal empezó hace unos 40 años, según me contaron.

-Oh... pues es genial. -mencionó regresando su vista a las páginas del libro. -Esto también lo es... -susurró.

-¿Qué cosa? -se acercó a mirar.

-Tus escritos dicen que antes de que la luz apareciera, hubo un destello en el horizonte. «Miradas al cielo nocturno que se aclaró en el confín como si el día hubiera llegado en un santiamén» dice, y lo demás sólo es una mención de tu llegada, una intensa luz en el pilar maltrecho del bosque junto con un árbol blanco... Junto con un árbol ¿eh?

-¿Qué pasa? -preguntó al ver a Marino tan concentrado. En ese momento las princesas entraron al lugar, con Victoria irrumpiendo abruptamente haciendo a Karim dar un salto. -¿Qué...?

Hijos de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora