Randall se hallaba en su habitación terminando de vestir con un traje que para su gusto, era ridículo, una camisa marrón de mangas en cuyas terminaciones por dentro parecían tener tela abultada y cosida, con cuello de tortuga haciendo juego con los pantalones bombachos y botines. Terminó de vestirse y salió rumbo a la habitación de Karim encontrándose al príncipe llegando a la puerta con una ropa similar a la suya.
–Si ni siquiera tenía respeto en Tenebris mucho menos creo que lo vaya a tener aquí. –pensaba el mayor viéndole con desdén.
–Yo venía a avisar que ya estamos listos…
–Bien. –dijo entrando de golpe al dormitorio y con Rawrap siguiéndolo, aunque sintiéndose apenado ya que no tocaron la puerta. –Karim…
–Ah, hola. –mencionó la chica teniendo un vestido beige poco voluptuoso cuyas mangas le llegaba a medio brazo. El príncipe volteó nervioso ya que la joven tenía la espalda descubierta y sosteniendo la parte de enfrente cubriendo su pecho. –¿Me ayudan a subir la cremallera?
–Sí. –Randall la ayudó dando un beso en su cuello antes de separarse, más como provocación para Rawrap. –¿Llevas tu cuchillo? –susurró a su oído.
–Sí. ¡Bien! Estoy lista. –Rawrap pudo voltear tras eso y anunciando que la comida estaba lista. Notó que ella tenía puesto sus usuales zapatos, más sólo le dio gracia y no dijo nada.
El joven guió a los invitados al comedor mientras Mocca los seguía, donde el rey Julián estaba en un extremo con su esposa e hija a un lado. Rawrap se sentó a su otro lado junto a los tenebrianos mientras la criatura se sentó a los pies de la chica. Los alimentos servidos en la mesa dejaban ver un gran banquete bastante lujoso, una entrada de carne de jabalí cazada del bosque acompañado con frutas secas y vino tinto servidos en copas de plata relucientes. Los prometidos se vieron con un poco de complicidad sonriendo entre ellos.
–Por favor, comed. –inquirió Julián a que el par diera el visto bueno. Cosa que Karim empezó tomando cuchillo y tenedor llevando un trozo de carne a su boca y comenzando a masticar.
–Esto… –mantenía una mirada estática, Randall hizo lo mismo, pero no consiguió meter su bocado dado que su mano fue detenido por la chica.
–¿Karim? –junto a él, los demás se vieron confusos cuando ella escupió la comida de nuevo al plato y se limpiaba la boca con el dorso, cosa que hacía a los guardias y sirvientes presentes sentirse ofendidos.
–Princesa ¿qué sucede? ¿Algo le disgustó? –preguntó Julián.
Karim no mencionó palabra alguna mientras se levantaba de su asiento y se dirigió al lado del rey, recostando una mano en la mesa y tomando con la otra el trozo de carne completo directo del plato.
–Con permiso. –dijo con seriedad dando un mordisco. Randall estaba atento y alejó el plato.
–¿Cómo osa usted mostrar semejante falta de respeto al rey? –pronunció con enojo un soldado.
–Aguarda. –ordenó Julián. –Princesa. ¿Qué ocurre?
–¿Dónde está la cocina? –preguntó habiendo tragado. Ella recibió la respuesta y comenzó a dirigirse allá seguida por Randall. –Que nadie coma ni un bocado.
–¿Qué? –Julián se levantó a seguirlos junto a su familia y guardias.
–Esta comida está envenenada. –al llegar, algunos cocineros estaban en el suelo convulsionando y otros ya yacían muertos. –¿Quién cocinó?
–Nuestro cocinero de confianza. –respondió la reina. –Samuel nos ha servido por años.
–¿Y dónde está?
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Hijos de los Elementos
Fantasy¿Cada quien tiene un destino o cada cual elige su camino? Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, pero también sabemos que nadie elige dónde nacer. Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinació...