Capítulo 7: Costumbre

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Limpieza y reconstrucción se estaba llevando a cabo después de la intensa noche que había pasado, las cosas eran más sencillas con las habilidades de los jóvenes de la profecía ayudando, Tiziano levantaba los escombros, Brisa quitaba algunas cosas con su viento y Greysi ayudaba proporcionando madera, pues enterraba bellotas y las hacía crecer.

Cada cual aportaba un poco de lo que podía, y los que sus elementos no eran necesarios ayudaban con la fuerza, atendiendo a los que resultaron heridos o con otras cosas. Karim ponía especial entusiasmo y era fácilmente notar que era la que animaba a todos, pues los aldeanos sonreían con ella cerca, especialmente los niños.

–La observas mucho, hermano~ –dijo divertida Aisha.

–… Es curioso verla.

–Lo curioso aquí eres tú. ¿O acaso crees que no te vi riendo con ella? O mejor dicho, por ella. Papá también lo notó.

–Es divertida. ¿Acaso no es normal que me ría?

–Sí, lo es. –cruzó los brazos mientras movía la cabeza de arriba a abajo. –Pero normal en ti es lo raro. No te ríes con ninguna mujer aparte de mí o nuestra madre.

–¿A dónde quieres llegar?

–Que te han flechado el corazón. –se paró orgullosa.

–Ya estaría muerto si así fuera.

–… Te tomas las cosas demasiado literal… Me refiero a que esa chica te gusta.

–¿Qué? No, para empezar, ella ya está comprometida.

–Ah… ya veo… Pero aun no está casada, así que tienes una oportunidad.

–… –acarició la cabeza de su hermana mientras sonreía, fue todo lo que hizo antes de volver a ayudar a cargar algo de madera y llevarla hasta donde Karim estaba junto a su prometido. –Aquí está la madera. –la puso en el suelo y notó que estaba algo decaída. –¿Qué ocurrió?

–Bueno… uno de nuestros guerreros murió en batalla. Vamos a rendirle homenaje esta noche.

–Ya veo… ¿Necesitan ayuda con algo?

–De los extranjeros, nada. –añadió Randall siendo indiferente.

–Randall, por favor. –Karim replicó mirándolo con desaprobación por el comentario. –Ellos nos han ayudado. Especialmente el príncipe Rawrap me ha ayudado mucho.

–Aún así, esta es nuestra tierra y nuestras tradiciones.

–Olvídate de las tradiciones por un rato. –suspiró. –Iré a buscar las flores, ocúpate de lo demás.

–¿Vas a ir sola?

–Sí, no queda lejos y no saldré de los límites.

–Podría haber enemigos aún escondidos.

–Puedo arreglármelas.

–Karim. –pasó sus manos por la cara.

–Yo iré con ella si estás ocupado. –atinó Rawrap, algo que se notó que al mayor no le pareció. –No voy a aprovechar para robarme a tu novia si eso es lo que te preocupa. –decir eso sólo hizo que Randall se enojara más.

–Voy a ir con ella y tú… –algunos aldeanos pedían la ayuda del mayor, algo que no podía ignorar.

–Estaré bien. –Karim se fue caminando y el joven de Ignis la seguía. Randall simplemente tuvo que dejar que se fueran. –No tienes que acompañarme. –dijo dirigiéndose al establo y sacando a su corcel.

–Quiero, me gustaría conocer más de tu entorno y de ti. Además Randall tiene razón, después de lo de anoche no es buena idea andar solo.

–De acuerdo. ¿Sabes montar?

Hijos de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora