Prólogo

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¿Cada quien tiene un destino o cada cual elige su camino? Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, pero también sabemos que nadie elige dónde nacer. Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinación.

 Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinación

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Una guerra de una sola noche plagó la tierra en dónde vivo. Ríos de sangre, gritos de dolor, angustia y miedo, suelo marchito por las pisadas de algunos soldados marchando al son de canticos bélicos. Es uno de los recuerdos más vívidos que tengo en mi memoria.

Mi pueblo se ubica en el medio de 8 reinos: Reino del Norte, regente del Fuego, Ignis; Reino del Sur, regente del Agua, Aqua; Reino del Este, regente del Aire, Caeli; Reino del Oeste, regente de la Tierra, Terra; Reino del Noreste, regente de la Niebla, Nebula; Reino del Sureste, regente del Trueno, Tonitrua; Reino del Suroeste, regente de la Madera, Lignum; Reino del Noroeste, regente de la Luz, Lux.

Mi hogar es un punto muerto, somos un lugar rodeado de naturaleza, no poseemos riquezas monetarias, nos guiamos por valores y lo que la madre naturaleza nos regala, un pueblo pacífico, pero de excepcionales guerreros. Tenebris, es llamado «Reino sin trono», y nuestro líder, «Rey sin corona». Estamos en el centro de esos reinos legítimos, somos los regentes de la Oscuridad.

Según los escritos de nuestro pueblo, quien nos dio ese título fue el rey que desterró a su hermana mayor por haberse enamorado de un plebeyo, los echó de su reino junto a aquellos que la apoyaban. La joven y su amado se adentraron en este bosque, junto a quienes la querían, y comenzaron a vivir felices, luego poco a poco fueron llegando más y más personas de diferentes partes, muchos eran desertores o simplemente personas que huían para salvar sus vidas, personas que aquel grupo de desterrados aceptaron y ayudaron, creando así, su propia civilización. El pueblo se levantó, aquellos reinos que intentaron conquistarlos se vieron sorprendidos por los guerreros que les derrotaban, prontamente sus historias comenzaron a correr de boca en boca, haciendo que los reinos vecinos empezaran a valorarlo y dejarán de subestimarlos. El Reino Ignis propuso a los demás anexar a Tenebris a su tratado de paz, sucedió, el pueblo aceptó y así vivieron por los siguientes 100 años.

1 siglo de prosperidad hubo hasta que el pueblo de Tenebris fue atacado por caballeros desconocidos, no mostraban emblemas de ningún reino, su objetivo era sembrar la desconfianza, ira y odio en ese lugar, objetivo que estaban logrando y que se vio apaciguada por la esposa de nuestro líder, sin embargo, esa calma no duró mucho cuando a aquella mujer de tan noble corazón, se le fue arrebatada la vida. La desconfianza volvió y Tenebris decidió aislarse de los demás, alguien entrando a sus dominios era muy difícil. Julián, el rey de Ignis, realizó una junta con los demás reinos para encontrar una solución y al culpable de aquel mísero atentado contra a los que él llamaba sus aliados. Opiniones divididas era lo que había, entre aquellos que apoyaban al rey Julián y aquellos que temían por la profecía de una vieja adivina.

Cuando el último día del último año llegue a su fin, antes del vigésimo tercer cumpleaños de quien está destinado a marcar el fin y el comienzo de una era, el mundo estará sumergido en caos. El desenlace no lo sé, puede ser bien o puede ser mal, pero las acciones que se tomen a partir de ahora, serán los que decidirán el resultado de todo.

Fueron las palabras expresadas de aquella anciana en su lecho muerte. ¿Por qué se lo tomaron enserio? Años atrás profesó otro acontecimiento.

Un niño en cada reino aparecerá al inicio del año, cada uno dotado de algo especial, cada uno regido por el elemento de su reino, seguid la luz que les guiarán a ellos.

Y así lo hicieron, cada reino esperó con paciencia ese día, o, mejor dicho, esa noche, una intensa luz iluminaba un lugar en específico en cada reino, y en ese lugar, un niño había. Cada rey adoptó a ese pequeño y lo criaba como suyo. La última adivinación de esa anciana dejaba claro que algo terminaría, alguien dentro de un reino o incluso un grupo conformado de los diferentes reinos había por eliminar a aquel que es la obvia amenaza, al infante del «Reino sin trono».

Hijos de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora