Feroces soldados que muchos llaman bárbaros, viven entre las rocas y su especialidad es el combate cuerpo a cuerpo. La luz del año emanó dentro de una cueva, el rey Roberto Cervant se dirigió allí montado sobre su Mantícora, un ser monstruo con cuerpo de león, alas de murciélago y cola de dragón o escorpión.
Se encontró a un niño envuelto en una manta. Lo sostuvo en brazos y en ese momento decidió llamarlo Tiziano llevándolo a su reino, él mismo cuidó y veló por el pequeño como si fuera su hijo. Comenzó a adiestrarlo en combate desde los 6 años, era duro, pero gentil.
Tiziano descubrió su habilidad a los 13 años cuando un derrumbe estaba por aplastar a su padre y a un grupo de soldados con los que entrenaba. Él cubrió a su padre y cerró los ojos, después de unos segundos en los que no ocurría nada decidió abrirlos para ver que su mano que tocaba el suelo se iluminaba en color cobre, y que una mano gigante hecha de roca y saliente del suelo había parado los escombros que hace unos momentos amenazaban con matarlos
El rey Roberto decidió que era hora de revelarle la verdad, el joven estaba sorprendido en cuanto se lo dijo y asustado pensando en lo que era, sin embargo, su padre de crianza le hizo entender que siempre tendría su apoyo y con más esmero se esforzó en sus entrenamientos. A los 18 años logró domar a su mantícora, pocos en el reino han logrado tal hazaña, pero para el chico le fue fácil. Dos años después se dirige junto a su padre, cada uno montado en su bestia hacia las afueras de Tenebris.
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Hijos de los Elementos
Fantasy¿Cada quien tiene un destino o cada cual elige su camino? Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, pero también sabemos que nadie elige dónde nacer. Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinació...