Pisadas resonando en la piedra del palacio, ida y vuelta con equipaje ligero, que más que vestimenta o comida era meramente un pequeño baúl con libros y pergaminos. El sol anunciaba que la mañana pronto pasaría a la tarde, rey y reina se encontraba en el jardín del palacio junto a guardias, Valk y Rex deseando el buen viaje y buena suerte a los muchachos jóvenes que se emprenderían en el camino de sus destinos.
Karim vio al pequeño dragón mensajero volar con la carta para su padre, explicando y dando un breve resumen de lo acontecido en su estadía en el reino de Ignis después de casi un mes, tiempo que ayudó a algunas reparaciones para el pueblo luego de la batalla con Sergio, a quien no se ha visto desde su huida.
—¿Todo listo? —preguntó con entusiasmo el joven de Aqua acomodando el baúl a la espalda como una mochila— Vamos que el tiempo no viene en las ostras. Ya quiero constatar esta información con la de mi tierra —se volteó a los monarcas del lugar—. Muchas gracias por su hospitalidad y estas copias.
El rey negó humilde y estrechó manos con el chico. —Gracias a ti y a tu reino por darnos ayuda en la reconstrucción.
—Siempre un honor —se alejó un poco sacando lo que parece una bola de cristal, en cuyo interior parecía haber un remolino, que al impactar contra el suelo ese movimiento se hizo más grande al tamaño de un humano—. ¡En marcha! Que Aqua nos espera.
Los visitantes de Tenebris y Rawrp estaban listos para partir, Karim cargando a su espalda la espada larga, en su hombro su mochila y en sus brazos a Mocca. Randall y el príncipe de Ignis también constando de casi los mismos objetos.
El pelirrojo estaba despidiéndose de su familia cuando la joven princesa alzó su presencia —Yo iré también—. Dijo firme sin ninguna perturbación en su imposición. El silencio era súbito para todos, no hubo quién no se sorprendiera de la decisión de la hija menor.
—Claro que no —reprimía su hermano con severidad—. Esto no será un paseo por el bosque, Aisha, tendremos problemas y tú no sabes pelear.
—He practicado —volteó a hacer una señal a uno de los guardias que rápidamente se acercó con una mochila y espada para la joven.
—¿Con quién?
—Eso no es importante ahora, así que andando, yo iré también —su sonrisa apareció con confianza en sus palabras.
—Madre, padre —el hermano mayor buscó ayuda de sus predecesores, la mujer con sorpresa intentó mediar y convencer, sin éxito, a su hija.
—Necesito ir, por favor —su mirada mostraba cierto fuego, una chispa creciente en su interior que hizo soltar un suspiro largo a su padre, quien la abrazó con fuerza.
—Que el cielo os proteja, mis hijos.
—¡Padre! —espetó el príncipe con preocupación— No lo acepto, mi hermana nunca ha peleado y sabes que lo que nos toca es peligroso.
—Conozco bien lo que sientes, hijo, pero vuestra hermana está marcada también —posó la mano en su hombro con firmeza—. Tened cuidado.
El muchacho no estaba de acuerdo, pero tampoco podía obligar a su decidida hermanita a hacer lo que él quisiese cuando jamás le ha obedecido.
Julián se acercó a la hija de su fallecida amiga, estrechó su mano en miradas alentadoras y de confianza, no hubo palabras necesarias, ya habían tenido el suficiente tiempo para charlas durante su estadía, y sin mencionar que sabían, se volverían a ver, quizá no mañana o en algún tiempo, pero pronto sería el momento.
Listos todos dieron el frente a lo que sería el portal a un reino nuevo, y para Karim, un mundo desconocido lleno de otras fantasías que conocería. El primero en pasar fue marino, luego los de Ignis, y al final, con una mirada en la pareja, ellos cruzaron ese hoyo azulado como el remolino marino.
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Hijos de los Elementos
Fantasy¿Cada quien tiene un destino o cada cual elige su camino? Nadie conoce la respuesta a esta pregunta, pero también sabemos que nadie elige dónde nacer. Muchos prefieren regirse por sus tradiciones, otros por la suerte, y pocos por propia determinació...