38. embarrassed

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— Había estado pensando en conseguir mi propio departamento e independizarme por completo de una vez — dijo Sana, mientras subíamos a mi auto, — pero después de esto, creo que en casa de mis padres no se vive tan mal.

— ¿Tan feos han sido los departamentos que hemos visto? — pregunte, medio riendo.

Sana me había acompañado a ver edificios nuevos. Llevábamos toda la tarde evaluando varias opciones, pero ninguno se acercaba a lo que estaba buscando. Quería mudarme lo más rápido posible, si, pero tampoco me iba a meter en el primer agujero de ratón con el que me encontrara. La mayoría de los lugares que habíamos visto hasta ahora dejaban mucho que desear con respecto a sus fotografías y descripciones en línea. Los caseros insistían en sus buenas condiciones, pero la verdad era que no valía lo que pedían de renta.

— Buscar un lugar decente es agotador.

— Me gustaría encontrar algo cerca del campus — comenté, afligida. — Sería lindo no batallar para llegar a clases por las mañanas.

Sana bajo la ventanilla, dejando que el auto se llenara del aire fresco de la ciudad.

— Yo sé de un lugar así, de hecho — cuando le dedique un vistazo rápido y curioso, sonrío. — El departamento de Jungkook.

Ya-ah — negué con la cabeza. — Ya te dije que no pienso mudarme con él.

— ¿Lo han hablado? — preguntó, cambiando las estaciones de la radio.

— Pues... — me mordí el labio. — No.

— Mentirosa.

Me reí ante su mirada acusadora, pero estaba diciendo la verdad. Aún cuando no habíamos hablado sobre ello, tanto Jungkook como yo sabíamos que era demasiado pronto para siquiera pensar en vivir bajo el mismo techo de manera permanente. Así estábamos más que bien, cada uno teniendo su espacio.

Sana había estado mucho más animada estos últimos días. Pero, aun cuando había dejado de quedarse todo el día en casa para aislarse de toda la civilización, seguía teniendo sus días malos en los que no paraba de extrañar al idiota de su ex novio y me llamaba para poder desahogarse. Anoche había sido una de esas ocasiones. Nos habíamos quedado hasta las 2 de la madrugada hablando de ello y por eso la había invitado a venir hoy conmigo. Ver departamentos todo el día no era el plan más atractivo del mundo, pero ella necesitaba algo con lo que distraerse y, de hecho, la estábamos pasando bien.

Al escuchar rugir el estómago de Sana, decidimos que era oportuno detenernos para comer. Llegamos a un lugar de hamburguesas bastante concurrido por sus deliciosas carnes y bonitas instalaciones. Hace bastante tiempo que no salíamos nosotras dos solas, así que la salida entera se sintió refrescante.

— Lo mejor de mudarme — hice una pausa para terminar de masticar el bocado que le había dado a mi hamburguesa de pollo doble — es que por fin voy a poder despedirme de la señora Chan para siempre.

— Oh, si — Sana rio — porque mudarte del lugar al que te ha seguido tu acosador no es lo suficientemente bueno.

Abrí un pequeño paquete de salsa de tomate y esparcí el contenido sobre mis papas fritas.

— No sé porque, pero no siento miedo, ¿sabes?

— Yo ya me habría ido a Tombuctú para iniciar una nueva vida — abrió mucho los ojos. — Te pasan muchas cosas como de película. ¿De verdad no te sientes ni un poco... no sé, alarmada?

andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora