31. magic shop

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Llegamos al departamento un poco después de medianoche.

— Toma algo para dormir de mi armario, yo voy a darme una ducha.

— ¿No es algo tarde para eso?

— Descanso mejor cuando estoy recién bañado.

— Ah, como un bebé — me reí, yendo a la cocina por un vaso de agua.

Después de que desapareciera detrás de la puerta del baño y de que se escuchara como el agua comenzaba a correr, me dirigí a su habitación para cambiarme.

La ropa de Jungkook era extremadamente cómoda para dormir. En el tiempo que llevábamos juntos, ya le había robado un par de camisetas y una sudadera que ahora estaban confiscadas en mi departamento. Él bromeaba diciendo que un día lo iba a dejar sin nada más que ponerse más que un costal de papas, pero en realidad le gustaba darme su ropa y verme con ella puesta.

En cuanto a mí, me encanta usarla. En especial cuando se la acababa de quitar y todavía tenía un intenso olor a él. Era como dormir abrazándolo.

Para esta noche, elegí solamente una sudadera tie dye de colores amarillos lo suficientemente larga como para cubrirme hasta un poco más abajo del trasero. Debajo solo me deje las braguitas y todo lo demás lo dejé doblado en la silla de la esquina.

Menos de diez minutos después, Jungkook entró en la habitación usando únicamente unos pantalones holgados de pijama con estampado de cuadros. Me quede viendo su espalda desnuda cuando camino frente a la cama para llegar a la silla del escritorio y dejar colgada su toalla.

— Esa es mi favorita — dijo, cuando vio lo que había elegido para usar.

— Es linda — dije, abrazándome a mi misma.

— No te la puedes llevar — aviso, mientras apagaba la luz y se metía en la cama junto a mí.

— Pero me gusta mucho — me queje falsamente. — Tienes que aprender a compartir.

Jungkook rápidamente me busco debajo de la cobija y me tomo de la cintura con uno de sus brazos, atrayéndome a él. Al sentir el calor de su cuerpo y oler el jabón de la ducha que se acababa de dar, me sentí relajada.

— Llévate cualquier otra cosa menos esta sudadera — dijo, con el rostro enterrado en mi cuello. Lo imaginé con los ojos cerrados.

— Parece ser que tienes una extraña obsesión con ella. Creo que lo mejor es que me la lleve para que puedas empezar a sanar esa curiosa relación y superar ese enfermizo apego que le tienes — dije. — Conoce sudaderas nuevas, ve a pescar alguna rebaja en el centro comercial. Es momento de soltar y decir adiós.

— ¿Qué tanto hablas? — preguntó divertido, sacando la cabeza de su escondite para verme a los ojos.

Empezó a acariciarme las piernas.

— Está sudadera esta lista para iniciar su segunda vida a mi lado.

— Estas loca.

— Ah, ¿empiezas a ponerte a la defensiva? Eso no hace más que empeorar tu caso, Jeon.

Gracias a la luz del farol de la calle que entraba por la ventana, pude ver como se mordió el labio inferior, solo por un segundo, para intentar contener una sonrisa.

andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora