43. boy meets evil

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pov. Jungkook.

— Carajo — musité para mí mismo mientras me levantaba del suelo.

Llevaba buscando mi maldito celular al menos veinte minutos. Me había dado cuenta de que me hacía falta al salir del baño y por ello volví a la habitación en la que me había escabullido con Yun hace un rato, pues se me ocurrió que tal vez lo habría dejado ahí por accidente.

Había buscado en toda el área del escritorio, debajo del sofá que había en la esquina y hasta me había metido en el armario para ver si por alguna extraña razón el aparato no había terminado ahí dentro.

Completamente dado por venció, salí de ahí y regrese a la fiesta, con la mirada en el suelo en caso de que, milagrosamente, lo que buscaba apareciera tirado por ahí.

— Eh — llegue a un lado de Sana y su cita, en la cocina, y tome un vaso de plástico de la mesa, — ¿en dónde está Yun?

Mi amiga me miro con el ceño fruncido.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó.

— ¿A qué te refieres con qué hago aquí? — me reí, dando un sorbo a la bebida que recién me había servido.

— Yun bajo a buscarte — dijo, intercambiando miradas con Subin.

Ladeé un poco mi cabeza, confundido.

— ¿Por qué haría eso?

— Porque le enviaste un mensaje diciendo que la veías en tu auto — explicó, extrañada.

— Pero si yo ni siquiera encuentro mi celular — los mire a ambos. — Justo estaba buscándolo.

— Se fue hace unos diez minutos — siguió diciendo, apresurándose a sacar su celular.

— Yo no le envié nada a Yun, Sana — insistí.

— Yo misma vi el mensaje — dijo, de repente con un tono preocupado. — Dijo que se iban.

Todavía desconcertado con la situación, fruncí el ceño intentando entender lo que pasaba.

— Jungkook — llegó Hobi, — ¿no te habías ido ya con Yun?

— ¿Que rayos está pasando? — me desespere; deje mi vaso sobre la mesa y casi hago caer el contenido del mismo por haberlo dejado de una forma más brusca de la que pretendía.

— No atiende — dijo Sana, con el celular pegado al oído. — Ella siempre contesta.

— ¿Qué pasa? — preguntó Hobi.

Ignore la pregunta del chico, pues en mi cabeza estaba empezando a pensar en lo peor.

— Voy a buscarla — me decidí.

No podía seguir especulando que era lo que estaba sucediendo. Fue como si me hubiera llegado un golpe justo en el estómago.

Después, sobre toda la música y el bullicio de la fiesta, alcanzamos a escuchar una voz.

— ... ayuda, por favor!

Y luego, escuchamos un grito que nos hizo intercambiar miradas de confusión.

Corrí junto a los demás a la puerta de la terraza y fue ahí cuando tuvimos una primer idea de lo que estaba pasando.

— ¡Yun! — grite, al verla colgando de la orilla del edificio.

— ¡Alguien ayúdeme, por favor!

Al escuchar sus sollozos, sentí que el mundo entero se me venía encima.

andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora