andrómina • jjk ✔️

33. stay gold

Me despertó un suave roce sobre mi mejilla. Un beso.

Sonreí incluso antes de abrir los ojos, todavía disfrutando de ese delicioso estado de somnolencia que era tan familiar por las mañanas en que no tenías que ir a estudiar o trabajar.

Cuando sentí sus dedos entrelazarse entre mis cabellos, abrí los ojos muy lentamente.

Los ojos entrecerrados de Jungkook me hicieron saber que él tampoco llevaba mucho tiempo despierto. Una risa ronca salió de mi garganta cuando note un poco de baba seca en la comisura de sus labios.

— ¿Dormiste bien? — pregunte.

— Como un bebé, de hecho.

— Se nota.

Los aún débiles rayos de sol entraban por la ventana, dándole una iluminación clara y tenue al departamento.

Era una buena mañana. Estaba emocionada por iniciar el día.

Le di un pequeño beso a Jungkook en la nariz y luego estiré mi brazo por encima de él para alcanzar su celular, que era el que quedaba a mi alcance.

Eran las 8:03 am.

— Los chicos llegarán en una hora — dije, tallándome un ojo con mi puño.

— Que se jodan — exhaló Jungkook, dándose vuelta para atraparme entre sus brazos.

— ¿No estabas muy emocionado por ir a ese dichoso campamento? Pues anda, llegó tu día, niño explorador.

Jungkook suspiro, soltándome.

— Tienes todo listo, ¿cierto? — me pregunto, mientras se levantaba de forma muy perezosa.

— Claro, no soy tú — dije, dirigiéndome a mi pequeño baño.

— Ja, ja — lo escuché decir. Estaba segura de que estaría metiendo cosas de último momento a su mochila.

Tome una ducha caliente y al salir, me puse el cambio de ropa que había preparado la noche anterior. Una sudadera ancha de deporte, jeans y zapatos deportivos. Cómodo y apto para ir a caminar en la tierra. Divertido. O ese había decidido que sería el adjetivo y la actitud con la que describiría este paseo. Ignoraría lo mucho que odio acampar para poder pasarla bien con todos los demás.

Después de todo, no podía ser tan malo.

Siempre he pensado que lo que de verdad importa cuando sales no es el lugar en si, sino la compañía.

Además, había despertado con un humor extrañamente positivo. El hecho de que me picaran miles de mosquitos no me tenia brincando de emoción,  así que se lo atribuí a que por primera vez en mucho tiempo, todo en mi vida se sentía en orden.

Todo con Jungkook iba perfecto, tenía buenos amigos y todo sobre la facultad iba como viento en popa. Sumado a eso, estaba hablando con Namjoon mucho más seguido y eso hacía que no lo extrañara demasiado, y como cereza del pastel, Seung se había desaparecido por completo de mi vida.

¡Tranquilidad, por fin!

Me senté en el comedor mientras cepillaba mi cabello, observando a Jungkook, que estaba preparándose algo de desayunar en la cocina.

Sonreí inconscientemente al verlo comportarse así de normal en mi departamento, recordando aquella vez que me llamo la atención la naturalidad con la que actuaba en casa de Sana, abriendo todo lo que le apeteciera y tomando todo lo que necesitara en el momento.

Me gustaba que tuviera esa misma confianza aquí, conmigo.

— Amaneciste muy risueña — dijo, viéndome por encima del hombro.