22. let me know

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Después de que Sana logró que me calmara, volvimos al puesto pero no vimos a nadie conocido además de Sehun, quien había terminado de guardar todo y ahora estaba sentado mientras veía algo en su celular.

Le agradecí por haberme ayudado y luego Sana y yo nos fuimos directo a su casa, en donde me presto una sudadera y unos pantalones de pijama para pasar la noche.

Así, ambas en ropa de dormir y comiendo los fideos instantáneos que Sana nos había preparado, nos sentamos en su cama. Ella no me había hecho más preguntas desde que me alcanzó cuando salí huyendo, lo que me había permitido ordenar un poco mis pensamientos y procesar todo lo que Jungkook había dicho durante el camino.

Empecé a contarle todo y Sana escucho cada parte de la historia con infinita atención.

Le conté todo. Absolutamente.

— Sabia que había algo raro con Seung, ese imbécil nunca me dio buena espina.

— De todas formas, creo que por fin me dejo en paz. No he oído de él en un tiempo.

Nos quedamos unos segundos en silencio mientras ambas nos llevábamos los palillos a la boca y comíamos un poco.

— Yun, ¿quieres a Jungkook?

— Yo... me he quedado despierta un sin fin de noches intentando descifrarlo, pero la verdad es que no necesito nada de eso en mi vida. Aún si fuera verdad todo lo que dijo en la feria, él nunca va a cambiar.

— A mi me sonó muy honesto todo su discurso.

— Lo encontré con una chica en la fiesta de su padre. No le importo meterse con alguien ni siquiera cuando sabía que yo estaba cerca.

— Nunca sospeche nada. De verdad se veía real — se recargó en la pared. — Su relación, digo. Nunca había visto a Jungkook así, y lo conozco desde la infancia.

— Sabe actuar, hay que darle crédito.

— ¿De verdad no crees que todo lo que te dijo hoy sea verdad?

Apreté los labios, recordando de nuevo ese momento.

— Sé que no le importo, Sana.

— Yun, piensa las cosas desde otra perspectiva — dijo. — ¡Tú lo quieres! No llevo ni siquiera más de una hora sabiendo la verdad, pero ya me puedo dar cuenta de eso.

— Si lo quiero o no, ¿qué importa? Él se mete con cada chica que se le cruza en el camino y yo no tengo la fuerza mental como para lidiar con eso.

— ¿Por qué te dijo todo eso hoy, entonces? ¿Por qué no solo volvió a ser grosero contigo y ya?

— No sé como funcione su retorcida mente. Pero si lo descubres, avísame.

— Por Dios, ambos son unos cabeza hueca.

— Siempre que comienzo a pensar que puede haber algo, él va y hace algo completamente estúpido, Sana. Aquella noche con los chicos cuando fueron al bar, en la fiesta de su papá... estoy harta. Yo ya no puedo con eso. Me hace sentir como una idiota todo el tiempo.

— Lo del bar pudo haber sido cualquier cosa — dijo. — No es por querer defenderlo, pero se nota que la estaba pasando muy mal. Y la chica de la fiesta de su padre, joder, ¿quién era ella, a todo esto? ¿Nunca la habías visto antes?

— No, nunca — suspire. — Pero si cierro los ojos, casi puedo ver sus largas uñas sobre el pecho de Jungkook y las manos de él en su estúpido cabello pelirrojo.

Sana levantó una ceja.

— ¿Cabello pelirrojo?

— Ajá.

Sana tomo su celular y empezó a teclear algo. La mire confundida y deje mi plato vacío en su mesita de noche.

— ¿Era ella?

Me mostró la pantalla y vi una foto de la chica de aquella noche. Era su cuenta de Instagram y salía posando sentada en una banca.

— ¡Si! ¿Cómo lo supiste?

— ¿A cuantas pelirrojas conoces? — preguntó, levantando ambas cejas. — ¡Ugh! Es increíble, estoy segura de que Chaeyeon estuvo detrás de todo.

— ¿Chaeyeon?

— La pelirroja es Choi Haeri. Amiga íntima de la infancia de Chae. Y te lo digo, no exagero al decir que es igual de horripilante y fastidiosa que ella — Sana sacó la lengua en un gesto de asco.

— Entonces-

— Jungkook te dijo la verdad, más o menos. ¡Intento decírtelo! Tú no has dejado que te explique nada.

— ¿Cómo puedes estar tan segura?

— Yun, por favor. No sabré muchas cosas, pero soy experta en todo lo que tiene que ver con ese chimpancé — dijo. — Jungkook nunca, pero NUNCA, se enrollaría con Haeri. Jamás la ha soportado. No se liaría con ella ni aunque fueran las últimas dos personas en el planeta.

— Eso me es difícil de creer.

— ¡Tienes que despertar! Jungkook te quiere, tú lo quieres, ¿por qué no intentarlo de verdad esta vez? — suspiro. — Sé que a veces Jungkook se porta como un niño, pero hasta tú sabes que es un buen chico. Por mucho que quieras negarlo, sabes que vale la pena.

— Deja de abogar por él, Sana. Yo no lo quiero. No niego que me importe, pero simplemente estaba confundida-

— Ve a contarle eso a alguien que te crea — Sana río. — ¿Si no te gusta por qué te has pasado noches en vela pensando en él? ¿Si no te gusta por qué dejaste que te besara esa vez en tu departamento? ¿Por qué te sentías de esa manera cada vez que estabas con él? El amor a veces no es tan complicado, sino que nosotros mismos lo hacemos así.

Me deje caer sobre la almohada y me tape el rostro con ambas manos.

Amor.

Sentí que la cabeza me empezaba a doler y la estúpida cara de Jeon Jungkook no salía de ella, por mucho que lo intentara.

Sentí a Sana tumbarse junto a mí.

— Cuando nos dijeron que eran pareja, todos nos sorprendimos pero, ¿sabes por qué tardamos tan poco tiempo en acostumbrarnos? — empezó a hablar en un tono de voz más bajo, como si fuéramos colegialas compartiendo secretos en medio de una clase. El volumen de su voz hacía juego con la tenue luz de la habitación. — Porque simplemente tuvo sentido. Se veían felices juntos. De verdad todavía no puedo creer que no fueran novios de verdad — sonrió. — Jungkook empezó a comportarse mejor y sin alocarse tanto como era típico de él y tú empezaste a relajarte, divertirte más. Genuinamente creo que son buenos el uno para el otro — me tomo de la mano. — Y si, tal vez Jungkook llegue a joderla y meter la pata porque, bueno, es Jungkook... pero, ¿y si termina funcionando? No te cierres la oportunidad todavía, Yun.

Por Dios. Sana tenía razón. Sana tenía toda la maldita razón. Había pasado tanto tiempo pensando en él, intentando convencerme a mi misma de que no sentía nada para de alguna manera evitarme una decepción que de todas formas no pude prevenir.

— Salí corriendo — dije. — Lo deje ahí solo.

— Solo tienen que hablar. Se arreglará, él entenderá.

Giré mi cabeza hacia ella.

— No sé como aguante tanto tiempo sin decirte nada.

— Pues si que te volviste medio loca — dijo, riéndose y dándome el segundo abrazo del día.

— Pues si que te volviste medio loca — dijo, riéndose y dándome el segundo abrazo del día

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andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora