45. louder than bombs

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pov. Jungkook.

— ¡Yun! — grite. — ¡Yun!

— ¡Espera, Jungkook!

Seguí corriendo por la calle sin poner atención a quienes me llamaban, mirando a todos lados como un loco en busca de algún rastro que me indicara hacia donde ir.

Luego de que Seung se llevara a Yun, había ido detrás de ellos lo más rápido que me había sido posible. Los demás, que se habían quedado en el piso de arriba escuchado todo lo que pasaba, no habían tardado mucho en bajar las escaleras para levantarme del suelo. Que se quedaran sin meterse en la riña había sido lo mejor, pues de haberse unido, tal vez más de uno habría sido el receptor de una de las balas del imbécil que se había encargado de arruinar la noche.

La desesperación que sentía dentro de mi era sofocante. No podía pensar con claridad.

Las luces parpadeantes del auto de policía que acababa de llegar quedaban atrás a medida en que seguía alejándome, mientras sentía en mi frente un punzante dolor para el que no tenía tiempo de prestarle atención.

— ¡Jungkook, alto! — Taehyung me alcanzó. — Que la policía llegó, joder, ellos van a empezar a buscarla.

— ¡Tengo que encontrarla! — solté su agarre de mi brazo e intenté seguir avanzando.

— ¡Se fue, Jungkook! No está — me dijo, con el ceño fruncido y una mirada afligida. — No hay nada que puedas hacer tú solo, tienes que dejar que los oficiales se encarguen.

— ¡Voy a matar a ese imbécil!

— ¡Basta, Jungkook! — me grito, una vez que lo empujé para que me soltara.

Mirando al cielo, cerré los ojos y me pase una mano por el cabello, totalmente exasperado.

— ¡Chicos! — una voz nos llamo, por encima del ruido de las sirenas.

Sana, quien estaba junto a un par de policías, nos hacia señas para que nos acercáramos.

Taehyung me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera, y eso hice. Suspire intentando calmarme, pero no pude lograrlo por completo.

— ... se la llevo hace muy poco, no deben estar lejos — escuchamos que Sana les contaba, con voz nerviosa y quebradiza.

— ¿Por qué no se van ya a buscarla? ¡Solo estamos perdiendo el tiempo! — me metí.

— Hacemos lo que podemos, joven — uno de los oficiales me dirigió una mirada fastidiada que me hizo querer quitarle las llaves para yo mismo poder conducir su auto.

— Hay un par de unidades recorriendo la zona, así que es mejor mantener la calma — nos dijo el otro, quien parecía tener más empatía que el primero. — No pudieron ir muy lejos.

— ¡Eh! ¡Ustedes dos! — el otro oficial se quedó viendo algo detrás de nosotros y luego camino hacia allá, con las manos en la cintura.

Un par de chicos bastante ebrios habían bajado de la fiesta y peleaban sobre el césped frente al edificio. Ambos policías se dirigieron a ellos.

— ¡Deberían ir también a patrullar las calles! — les gruñí. Sana se acercó a mi y me coloco una mano en el brazo, a modo de consuelo.

andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora