andrómina • jjk ✔️

30. home

— No tienes porque molestarte con esto, cariño.

La tía Doyeon me miro desde el otro lado de la cocina.

— No es ninguna molestia — dije, mientras encendía el lavavajillas después de haber metido la última tanda de platos sucios que quedaban de la cena.

— Realmente eres un encanto — me dijo, sonriendo. Luego, se llevó la mano a la frente, pues al parecer se había acordado de algo. — ¡Oh! Olvide llamar a mi amiga. Se supone que volvía esta noche de Tailandia y prometí que sería la primera en contactarla. ¡Iré corriendo arriba para hacer la llamada rápido! Y tú, niña, — se acercó a mi, con las manos en la cintura — ve a buscar a tu chico, de verdad no tienes que seguir aquí ayudándome con estas tareas aburridas.

— Si, si, de acuerdo — reí por lo bajo. — Saldré de aquí.

— ¡Más te vale! — me dijo, mientras se quitaba el mandil y lo colgaba detrás de la puerta para después salir de la cocina.

Cuando me quede sola, note que alguien había dejado los refrescos sin cerrar sobre la barra, así que me dispuse a meterlos al refrigerador antes de irme.

Había venido a ayudar por educación, pero también tenía que admitir que cuando me ponía nerviosa me daba por ponerme limpiar.

Cuando cerré el refrigerador, me encontré con las dos chicas que habían llegado de sorpresa.

— Joder — me sobresalte. — ¿Les han dicho alguna vez que caminan como gatos?

Se miraron extrañadas, pero las ignoré y pasé de largo.

— ¿Sabes algo? Desde el primer momento en que te vi, supe que ibas a terminar siendo un dolor de cabeza — me soltó Chaeyeon, a lo que no pude evitar esbozar una sonrisa divertida.

— Vaya, pero que coincidencia, porque yo puedo decir lo mismo sobre ti.

— Tal vez Jungkook este embelesado contigo ahora, pero tarde a temprano se dará cuenta de que la que de verdad le conviene a la larga soy yo.

— ¿Te doy un consejo? Deberías superarlo de una vez. Conocer gente nueva, expandir tus horizontes...

— Pero que insolente — la pelirroja abrió la boca.

— Te lo dije — Chaeyeon rodo los ojos. — Se cree la gran cosa porque Jungkook decidió llevarla de la manita un tiempo más.

— ¿Hasta cuando van a durar tus numeritos de bravucona adolescente? Te soy honesta, el papel te empieza a quedar ridículo — me cruce de brazos, genuinamente cansada del par frente a mi.

— Pero si tú-

— ¿A qué veniste, siquiera? ¿Tan grande es tu obsesión que tienes que venir a meterte en cualquier juntada familiar?

Chaeyeon soltó una risa amarga.

— Conozco a los Jeon desde que voy al preescolar, niñata — dijo. — Si alguien aquí viene de más, eres tú.

— ¿En serio? ¿Qué no has notado como te ven todos cuando abres la boca?

Chaeyeon apretó los labios. Había dado en el blanco.

— El único que vale aquí es el padre de Jungkook, quien como yo y como cada persona con mínimo dos dedos de frente, sabe que al final la pareja que va a prosperar somos Jungkook y yo.

— Ah, vale — me reí. — Pues por favor invítame a la boda cuando por fin pase.

Chaeyeon no pudo ocultar la molestia en su expresión y salió de ahí dando grandes zancadas. Casi pude escuchar sus coléricos pensamientos, junto a un montón de palabrotas dirigidas a mi.