02. dionysus

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— No puedo creer que lograste convencerme de venir.

— ¡Vamos! Trabajas demasiado, te mereces divertirte.

— ¿Y la diversión cuándo empieza?

— Cuando se te vaya esa actitud — me contesto, sacándome la lengua.

— Estaba haciendo tarea, Sana.

— ¡Tareas muchas, salidas pocas!

— Con ustedes sí que son muchas salidas.

— Solo se es joven una vez, después de todo.

— Me siento rara.

— Vamos, ese vestido se te ve genial.

— Tu vestido — dije. — No es mi estilo.

Sana había llegado a mi casa hace un par de horas exigiendo que la acompañara al bar del que había estado hablando con los chicos. Había traído maquillaje y un vestido suyo para arreglarme.

El vestido era lindo, de eso no había duda. El problema era que no estaba acostumbrada a llevar algo de un color tan llamativo ni a ir descubierta de los hombros. Era de tono rojizo y me iba corto, pero no demasiado como para tener que estar cuidándome de no exhibir nada con cada movimiento y paso que diera.

— Te ves muy guapa — me dijo, acomodándome el cabello.

Seguimos caminando por la acera hasta que dimos con el bar cuya ubicación había sido compartida por Jimin. Si buscabas un lugar nuevo para tirar fiesta, ese rubio siempre tendría una larga lista de recomendaciones.

El bar en cuestión parecía haber abierto hace poco y había un montón de cola. Antes de que pudiera quejarme sobre ello, Sana entrelazó su brazo con el mío e, ignorando a todos los que esperaban entrar con sus miradas de reclamo,  se dirigió directamente al guardia y, con solo saludar y decir su nombre, nos dejo pasar sin rechistar ni dudar un segundo.

— ¿Eres la princesa de Mónaco o algo así? — interrogue mientras caminábamos por el estrecho pasillo.

— Jimin dejó una lista en la entrada para que nos dejaran pasar — me explico. — Se conoce al hijo del dueño y le hizo el favor.

— Vaya — dije, — esas si que son relaciones.

Mientras más nos adentrábamos, más oscuro se veía todo, pero luego llegamos al espacio en donde estaba la diversión... y el alcohol. Todo el lugar tenía una iluminación bastante tenue, pero había luces de colores que iluminaban los cuerpos que bailaban en la pista.

Decir que el lugar estaba repleto era decir muy poco, pero no daba la sensación de agobio y claustrofobia que irradiaban otros bares. Este, tuve que reconocer, tenia un ambiente que te llamaba a pasarla bien.

— Creo que veo a los chicos allá — me dijo Sana, casi gritando debido a la música.

Nos escabullimos entre un montón de gente hasta que logramos llegar al otro lado del bar, en donde había varias mesas. Jimin, Hoseok, Taehyung y Jungkook estaban sentados, todos con una bebida en la mano. Al divisarnos a lo lejos, Tae levantó una mano para saludarnos.

— ¡Chicas! — grito Jimin, quien visiblemente ya llevaba varios tragos encima,  una vez que estuvimos lo suficientemente cerca

— ¿Ya llegó Jackson? — pregunto mi amiga apenas llegamos.

Jackson era el novio de Sana. Tenían juntos poco más de un año y ambos estaban totalmente colados el uno por el otro.

— Hola a ti también — dijo Tae, en un tono irónico que Sana ignoró.

andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora