47. epílogo: euphoria

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— No puedo creer que este capítulo acabo.

Sana recargó su mejilla en mi hombro, luego de sentarse a mi lado en el gran sofá de su sala de estar. Nuestra fiesta de graduación había sido una cena en su casa, planeada y organizada por sus padres. Habían venido algunas otras de nuestras amigas de la facultad, además de la familia de ambas y, obviamente, los chicos, que se encontraban en el patio sentados al rededor de la fogata que Hiro había encendido.

— Parece que fue ayer cuando nos conocimos.

Ella imitó mi sonrisa nostálgica y me tomo de la mano.

— Solo eras una forastera recién llegada a la ciudad y terminaste siendo mi mejor amiga.

— ¿Te vas a poner toda sentimental ahora? — eleve mis cejas en un gesto burlón.

— Las graduaciones tienes ese efecto. Cállate y aguántalo.

— Si, señora — reí, acurrucándome contra ella.

— Se nos viene encima la vida de adultas, Yun, y estoy que me cago del miedo — afligida, me miró y suspiró. — ¿Crees que estaremos bien?

— Claro que si — asentí. — Si estamos juntas, las cosas no pueden salir mal.

— Me alegra que hayas decidido quedarte aquí en lugar de volver a Ilsan. Si te hubieras ido, te juro que me habría ido contigo.

— ¿Y que hubiera pasado con Subin?

— Oh, que me lo llevaba también. Somos un paquete, ¿no lo has entendido aún?

Mientras nos reíamos, alguien llegó a lanzarse encima de nuestros regazos.

— ¡Quita de encima! — le grite, sintiendo su aplastante peso en mis piernas.

— ¿Tan necesitado de atención estas? Vete de aquí, Jimin — Sana arrugo su rostro.

— Es su fiesta de graduación, ¿no deberían estar más dóciles y felices?

Sana le dio un manotazo en la parte trasera de la cabeza mientras el rubio se hacía a un lado.

— ¿Qué hacen aquí? — llegó Hoseok, junto a los demás detrás suyo.

— Pensando en el futuro — Sana levantó su copa, sonriendo.

Al ver a Jungkook caminando hacia mí con su traje negro, sonreí al instante. El chico llegó a mi lado y le hice espacio para que se sentara a mi derecha. Me rodeo de la cintura con ambos brazos y me atrajo hacia si para apoyar su mentón en mi hombro. La facilidad con la que me movía me hacía sentir como una muñeca.

Habían pasado dos años desde mi estadía en el hospital. Mi tiempo de recuperación había sido un éxito gracias a los cuidados de todos los que estaban aquí presentes. Seung ya no era algo de lo que tuviéramos que preocuparnos y todo en nuestras vidas había ido bastante bien. Sana y yo fuimos las primeras en tener nuestra gran y solemne ceremonia de graduación con birretes y togas, pero la de los demás iba a ser dentro de las próximas semanas. Una importante etapa de nuestras vidas estaba llegando a su fin, pero era sumamente reconfortante saber que todos seguiríamos juntos para empezar la siguiente.

Luego de un rato, Jungkook y yo nos quedamos solos en la sala, simplemente tomándonos de la mano y jugando con los dedos del otro.

— ¿Emocionado por ponerte toga y birrete la próxima semana? — le pregunte, apoyando mi cabeza sobre su hombro. Él, a su vez, recargó la suya en la mía. — Seguro te verás muy guapo caminando al podio para recoger tu diploma.

— Estoy más ansioso por la celebración que le sigue a eso — dijo.

Teníamos planeado hacer una gran fiesta una vez que todos hubieran tenido su ceremonia.

— Típico — reí entre dientes.

— Yun — me llamo muy serio, de repente. Lo mire atenta, sin decir nada. La música de fuera sonaba amortiguada mientras ambos nos veíamos a los ojos. Jungkook, antes de continuar hablando, se relamió los labios. Por un segundo, pareció nervioso, pero no tardó en retomar su semblante seguro. — Vive conmigo.

No podía negarlo. Me sorprendí. Él no había sacado el tema desde aquella primera vez que me propuso la idea, gracias al miedo que tenía de que un acosador llegara a buscarme estando viviendo sola. Pero esta vez, no había nada forzado o improvisado en su proposición, y yo no sentí como si las cosas estuvieran apresurándose. En lugar de eso... se sintió bien. La idea de mudarnos juntos encendió una chispa de anhelo y alegría en mi interior. La respuesta era clara.

Esbozando una enorme sonrisa que él no dudó en imitar, asentí. Y luego me beso. Sus labios se sintieron suaves contra los míos. Me soltó la mano para tomarme de la cintura, y yo lo tome de la camisa para atraerlo más a mi. Ahí, tan cerca suyo, pude sentir el latido sincronizado de nuestros corazones.

— ¿Recuerdas cuando pensabas que era un idiota, repulsivo y patán?

— Y un imbécil — añadí, todavía con mis labios muy cerca de los suyos.

— Ha sido un largo camino — pegó su frente a la mía y yo sonreí como una niña. — Que te convirtieras en mi novia falsa fue lo mejor que me pasó en la vida, Yun.

— Vaya, ¿incluso mejor que cuando me convertí en tu novia de verdad? — jugué, mientras él me daba un pequeño beso en la comisura de mis labios.

Lo sentí reír contra mi cara.

— Solo bésame otra vez — murmuro.

Y yo, obedientemente, hice lo que me pidió.

Y yo, obedientemente, hice lo que me pidió

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andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora