29. we on

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— Estoy nerviosa.

Algo que Jungkook había olvidado decirme y que yo me había olvidado de preguntar de camino a casa aquella noche, era cuando seria la cena de su tía.

Resultó que era al día siguiente.

Ahora estábamos caminando por el camino de piedra hacia la entrada de la casa, cruzando el gran jardín lleno de flores y enormes árboles.

— Ya los conoces.

— Si, pero era tu novia falsa.

— Ellos no saben eso — se rio.

— ¿Qué hay de Sehun?

Jungkook se pasó por el cabello la mano que no estaba usando para sujetar la mía.

— Me lo encontré en la universidad ayer e hicimos las paces, o algo así.

— ¿Las paces?

— Me dijo que no diría nada.

— Es raro — suspire. — A mi no me ha dicho ni una palabra.

La única vez que había visto a Sehun después de la feria había sido cuando estaba esperando el autobús algunas semanas después. Él estaba del otro lado de la calle y no pareció muy entusiasmado de verme. Se había limitado a inclinar un poco la cabeza a modo de saludo.

— El estómago me da vueltas — confesé.

— Esta vez no te voy a dejar sola — Jungkook me apretó la mano mientras subíamos las escaleras del elegante portico.

— ¿Por qué será que no te creo?

El chico toco el timbre después de esbozar una divertida sonrisa y no pasaron mas de diez segundos para que nos abrieran.

— ¡Llegaron! — su tía nos recibió.

— Feliz cumpleaños — Jungkook la abrazo después de que nos dejara pasar al bonito y reluciente vestíbulo.

— ¡Yun! Me alegra mucho que hayas podido venir — se dirigió a mi.

— Gracias por la invitación — dije. — Tiene una casa hermosa.

— Muchas gracias — contestó, en un tono automático que me hizo pensar que le habían dicho lo mismo al menos un millón de veces en el pasado, pero aún así con un matiz muy sincero en sus ojos.

— Yun hizo una tarta — Jungkook dijo de repente, con una sonrisa burlona que no se preocupó por ocultar.

Estaba tan nerviosa que me había olvidado por completo del postre que llevaba en las manos.

Cuando Jungkook me había dicho que la cena era esta noche, entre en pánico y lo obligué a llevarme al supermercado. Ahí compre todo lo que necesitaba para hacer la tarta de calabaza que la mamá del amigo de Nam con quien habíamos vivido un tiempo me había enseñado a hacer.

Como era evidente, Jungkook no dejo de burlarse de mi durante todo el rato en el que estuvo acostado en mi cama viendo como cocinaba.

— Oh, linda, ¿lo hiciste tú misma? — preguntó la señora, tomando en sus manos el postre. — No debiste haberte molestado... ¡pero huele delicioso! Anden, pasen a saludar.

Digna de una perfecta anfitriona, nos guió hasta la sala de estar en donde estaban los demás, sin dejar de mostrarnos esa brillante sonrisa. Jungkook me puso una mano en la espalda en modo tranquilizador mientras que por dentro yo me mentalizaba para hacerle frente al resto de la noche.

Al llegar a la sala, la abuela Sook y los tíos Baek y Kwan estaban ahí, esta vez junto a sus esposas, Haneul y Sunhee, las cuales me presentaron al ínstame.

andrómina • jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora