Capitulo 29

43.9K 2.7K 321
                                    

 Katherine

    Me cuesta horrores abrir los ojos, me duele terriblemente la cabeza.

    La oscuridad y el asqueroso olor a humedad me golpean cuando logré recuperar un poco la consciencia.

    No sé donde estoy, porque lo último que recuerdo es que luego de salir del cuarto de lavado me dirigí directo a mi habitación para darme una ducha. Luego recuerdo que estaba saliendo del baño y me encontré con Helena sentada en mi cama llorando desconsolada entonces corrí a abrazarla para preguntarle que sucedía.

    También recuerdo vagamente que me dijo algo relacionado a que Christian había roto con ella o algo así, y lo último que recuerdo es estar intentando consolarla cuando repentinamente sentí un ardor en mi cuello.

    A partir de ese momento todo se vuelve borroso, sé que luché por mantenerme consciente mientras me querían llevar a la fuerza hacia no se bien que parte de la casa hasta salir por el patio trasero que es por donde nos escapábamos con Helena cuando éramos adolescentes, y ahí recibí un golpe en la cabeza que me hizo perder completamente la consciencia.

    -¡Rayos!- gemí al tocar mi cabeza y sentir un terrible dolor. Intento levantarme pero es como si mi cuerpo pesara una tonelada.

    -Helena... ¿Hermana estás aquí?- susurro porque realmente no veo absolutamente nada.

    -Kathy... aquí...- siento su voz en un susurro.

    -No puedo ver nada, sigue hablándome para poder encontrarte.- le digo mientras camino a gatas por un piso que está húmedo y con un olor asqueroso hasta que la encuentro en un rincón de la habitación atada de pies y manos con una mordaza que a duras penas le permite hablar.

    Intento desatarla y me cuesta horrores pero lo logré al final y ella comienza a llorar mientras me abraza tan fuerte que casi me deja sin aire.

    -Tranquila tata, tranquilízate que ya estoy aquí.- le susurro para que deje de llorar.

    De un momento a otro una puerta se abre y la luz entrante me ciega momentáneamente hasta que mis ojos se acostumbran a la luz y veo una figura que se acerca a nosotras.

    Me pongo alerta automáticamente y me levanto del suelo aguantando el dolor latente en mi cabeza, enfocando mi objetivo que logré identificar como un tipo de unos 40 años, gordo y descuidado con una apariencia verdaderamente desagradable.

    -Oh... muñequita, veo que ya despertaste bella durmiente...- dice acercándose lentamente logrando que me intimide un poco.

    Pero recordando las clases de Eros, hago a un lado mis miedos y cuando está lo suficientemente cerca e intenta agarrarme, me agacho y con todas mis fuerzas le doy con mi puño en las pelotas, lo que hace que caiga de rodillas delante de mí mientras grita de dolor y me maldice.

    -Vamos Helena, levántate y salgamos de aquí.- le grito mientras aprovecho a patearle la cabeza para terminar de derribarlo y alejarme.

    -No puedo Kathy, no puedo moverme.- dice con un lamento, entonces corro a agarrarla y ayudarla a ponerse de pie.

    -¿Estás herida? ¿te golpearon también a ti?- le pregunto, pero no responde porque hay algo a mis espaldas que la hace palidecer, y no alcanzo a girarme cuando otro tipo más alto que el primero me golpea con su puño en mi cara para hacerme volar casi un metro hacia atrás y lo último que escuché antes de perder la conciencia otra vez, fue el grito de mi hermana pidiendo que me dejen en paz.


    Con una bofetada despierto de mi estado de inconsciencia y lo primero que veo es al maldito gordo que golpeé antes de intentar huir. Lo que atino a hacer es intentar moverme pero no puedo, estoy atada de pies y manos a los barrotes de una vieja cama.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora