Capítulo 47

39K 2.5K 160
                                    

    Eros

    Casi me da un infarto cuando revisé las cámaras de seguridad del pasillo y estaban apagadas. Es raro y sumamente sospechoso sin embargo cuando abrió la puerta vi en su rostro que no estaba enterada de nada, pero aún así revisé el apartamento por las dudas tenga alguna de las ventanas forzadas.

    Después quise descargar mi furia con ella por no atender a mis llamadas pero verla realmente aterrada me derritió como un cubo de hielo al sol. No soportaría que algo le volviera a pasar, y es que teniéndola ahora en mis brazos se siente bien, que digo bien, si se siente perfecto. Nunca sentí tanto calor en mi pecho como en este momento en el que ella se aferra a mi para que la proteja y lo juro por lo más sagrado que puede llegar a existir que lo voy a cumplir hasta el último de mis días porque es aquí a donde ella pertenece.

    Pero no puedo negar que mi personalidad y temperamento no son nada fáciles de controlar, puedo estar perdido por ella pero no le voy a rogar que me elija. Voy a fingir que no me importa aunque me mate por dentro.

    -¿Estás más tranquila?- digo unos minutos después.

    Si su perfume me sigue hechizando de esta manera perderé el control de mi propio cuerpo.

    -Si, lo lamento. No quise preocuparlos.- dice mientras se separa y me muestra sus bellas mejillas sonrojadas.

    -Está bien, no pretendía asustarte, pero lamentablemente para ti no voy a volver a dejarte sola.- le digo serio.

    -Está bien, no me quejaré. ¿Quieres cenar? Tengo suficiente comida para dos.- dice con una sonrisa dulce y se queda un momento mirándome detenidamente.

    Cuando llegué del hotel me cambié por algo más cómodo, me puse una remera azul y un pantalón de chándal negro. Pero lo que más le debe llamar la atención es que corté mi cabello y me quité casi completamente la barba. No quiero ni por un segundo que me vea parecido a ese maldito Turco que se cree modelo de Dior.

    -¿Necesitas ayuda?- le pregunto para sacarla del trance.

    -Heeemm... Si, puedes volver a llenar mi copa y servirte una si quieres. En un momento estará la pasta lista.- dice volviendo a la cocina.

    Me pongo a hacer mi trabajo y ayudarla con el preparativo de la mesa para sentarnos a cenar.

    -Mmmm... Cielos Kath está delicioso.- digo casi gimiendo por lo rico que cocina.

    -Gracias Sr. Cook, un placer cocinar para usted.- dice haciéndose la profesional.

    -Te aseguro que si me dices así te haré cocinarme todas las noches, las pastas son mi debilidad.- digo llevando otra porción a mi boca.

    -Si vienes acompañado de un buen vino y un pote de helado, será un trato.- dice mientras imita mi acción.

    -Solo si el helado es de chocolate y el vino rosado.- le digo tomando mi barbilla y poniendo cara de negociador.

    Hace una pausa pensando en mi propuesta y se pone seria con su papel de empresaria.

    -Que sea helado de chocolate con cerezas, champagne rosado y tendremos un trato Sr. Cook.- Dice sin mostrar una mínima mueca en su rostro.

    -Definitivamente creo que debe ser una de las mejores negociaciones que he realizado en mi vida. Tenemos un trato Srta. Smith.- digo mientras alzo mi copa para cerrar el trato con un brindis.

    -Un placer hacer negocios con usted.- dice regalándome una de esas sonrisas derretidoras de icebergs.

    Terminamos de cenar y mientras yo lavaba los platos luego de otra dura negociación que gané alegando que era justo que yo limpiara si ella había cocinado, llegamos al acuerdo de que yo lavara mientras ella seca.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora