Capitulo 26

55.8K 2.9K 222
                                    

   Eros

    -Si dejo que hagas eso una vez más voy a correrme en tu preciosa boquita y la verdad es que prefiero llenar tu dulce coño con mi venida.- le susurro con la voz tan grave que parece la de un animal en celo. Y creo que realmente puedo llegar a serlo porque casi no me puedo controlar.

    -Quiero follarte tan duro que mañana te cueste caminar, quiero hacerlo mil veces porque sé que no me alcanzará sólo con una, quiero escucharte gritar mi nombre hasta que te quedes sin voz Katherine. Por favor dime que tomas la píldora porque te juro que lo que más deseo es sentir el roce de nuestras pieles sin nada de por medio.- le suplico.

    -Si... si Eros quiero sentir todo tu cuerpo unido al mío.- dice y con un solo movimiento de sus caderas sin siquiera usar sus manos se clava mi polla entera haciéndonos gemir muy fuerte a los dos al mismo tiempo, tomándola con fuerza de sus caderas para mantenernos inmóviles hasta que ella logre acostumbrarse a mi tamaño, quiero que mañana sienta un dolor delicioso no que se arrepienta por lastimarla follándola como un loco. Pero no se me pasa desapercibida la sensación de sentir como encajan perfectamente nuestros cuerpos unidos al otro y creo que nunca en mi vida había sentido esta conexión con ninguna otra mujer con la que me he acostado.

    -¡Maldita sea Kath! No quiero saber donde aprendiste a hacer eso, pero creo que la jodida diosa griega aquí eres tú...- logré decirle cuando recuperé la voz.

    -Eres tú el que saca mi lado salvaje Eros...- dice y comienza a mover sus caderas en círculos y montarme haciéndome ver las estrellas.

    Estuve a punto de detenerla cuando sentí que aumentaba la velocidad de sus movimientos porque estaba a por correrme y de ninguna manera iba a permitir que eso ocurriera sin antes hacerla venir al menos un par de veces más, pero cuando mis ojos conectaron con los suyos y sentí que las paredes de su interior comenzaban a apretar mi polla con fuerza anticipando su orgasmo, hice uso de toda mi concentración para contenerme y darle lo que me estaba pidiendo entre gemidos de placer. Rodeando con mi brazo su cintura, la mantengo firme mientras se queja porque estaba tan cerca de su liberación que siento su coño palpitando entorno a mi polla, pero no lo hice para frustrarla sino para evitar que mi polla se escape de su interior con el movimiento porque necesitaba una mejor posición para darle más placer.

    La recosté sobre su espalda pasando mis brazos por debajo de los suyos la sostengo de sus hombros para que no se deslice hacia arriba cuando me comience a mover nuevamente y dejando un tierno beso en sus labios, vuelvo a concentrarme en sus ojos antes de hablar.

    -¿Te quieres correr con mi polla dentro tuyo Kath?- susurré contra sus labios retirándome hasta casi salir por completo de su interior y ella solo asiente con sus ojitos suplicantes y brillosos de deseo. -Entonces eso tendrás muñeca, pero no olvides gritar mi nombre.- le digo justo cuando de una sola embestida mi pelvis choca contra su clítoris haciéndola gritar de placer. 

    Sin dejar que se recupere, repito el movimiento una y otra vez hasta que estalla en un intenso orgasmo que hace que me duela la polla de lo fuerte que me aprieta en su interior,

    ¡Maldita sea! casi hace que me corra junto con ella, y hubiera deseado seguir moviendo mis caderas para extender los espasmos de su orgasmo pero si lo hacía ya no podría controlarme así que tuve que permanecer inmóvil durante unos segundos con el rostro enterrado en su cuello, aspirando el delicioso aroma a jazmines que la caracteriza y que mezclado con su sudor me parece una combinación exótica.

    Cuando nuestras respiraciones se normalizaron vuelvo a moverme, me levanto de la cama sin soltarla mientras ella envuelve sus piernas en mi cintura y esconde su rostro en mi cuello.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora