Capítulo 59

42.4K 2.2K 321
                                    


    Sé que no debí presionar demasiado, era evidente que no quería hablar del tema y me tengo bien merecidas sus palabras que aunque sean hirientes tiene razón, aún no estoy lista para perdonar a mi hermana y el rencor por la ausencia de mi madre todavía me pesa, pero nunca lo vi desde el punto de vista de que su sueño era seguir modelando incluso después de ser madre, seguramente estaba agradecida de que la siguieran llamando igual o más que antes de mi llegada. Aunque eso significaba que yo crecería sin una madre presente.

    Sacudí mis pensamientos tragándome las lágrimas porque no puedo permitirme remover estas emociones ahora mismo, debo prepararme para la presentación dentro de una hora y ya voy retrasada. Me metí al baño y me di una ducha rápida antes de vestirme con un traje de pantalón y blazer negro, con una remera sin mangas de cuello alto color beige ajustada, recogí mi cabello en un moño bien prolijo y me maquillé en tonos color natural. Lo complementé con unos aretes grandes dorados ocultando por debajo mis aretes de rastreo satelital que me dio Eros antes de bajar del avión y me pidió que no me los quitara por nada del mundo. Combinando con tacones también dorados, me coloqué mis gafas, tomé mi maletín y salí para buscar a Eros.

    Al no verlo, comienzo a recorrer la casa y lo encuentro en el patio sentado en una de las sillas de exterior, vestido completamente de negro con un sweater ajustado a sus anchos hombros, marcando un poco sus bíceps, pectorales y estrechándose en su cintura, ver como le queda me hace imaginar que todo lo que usa parece estar hecho a medida, porque no puede ser que consiga que la ropa le siente tan bien. Con sus piernas cruzadas, sus manos sobre su regazo dejando ver un sofisticado reloj en su muñeca, lentes de sol oscuros, barba de un par de días contorneando esos perfectos labios rellenos, su cabello peinado a un lado creando un arco en su frente y esa típica cara de chico malo y misterioso que lleva naturalmente incluso en este momento que permanece perdido en sus pensamientos sin advertir mi presencia me roba un suspiro involuntario. No sé si alguna vez me cansaría de suspirar por un hombre como él.

    "Concéntrate Katherine, no es momento de babear" me reprende el lado cuerdo de mi conciencia.

    Decido hacerle caso esta vez y salir a su encuentro para avisarle que ya estoy lista.

    -Ya estoy lista Sr. Cook. ¿Podemos partir?- pregunté seria sacándolo del trance en el que se encontraba, me estudió por un segundo y luego se levantó rápido para alcanzarme.

    -Katherine, con respecto a lo que sucedió antes...- lo interrumpí para no volver a tocar ese tema justo ahora, necesito estar concentrada y no puedo lidiar con tantas cosas al mismo tiempo. Seguir escuchando crudas verdades en este momento me desestabilizaría.

    -Ahora no Eros, ya te pedí disculpas y no quiero seguir hablando de eso en este momento.- le dije caminando hacia la salida y lo último que escuché antes de salir, fue uno de esos gruñidos particulares que suelta cuando está de molesto.

    Afuera ya nos esperaba Taylor con su semblante serio y distante de siempre, el viaje hasta la empresa del Sr. Berruti fue un tanto incómodo porque ninguno de los tres emitió sonido alguno y sumado a mis nervios por la presentación, reconozco que fue tenso.


    Al estacionarse frente al edificio, el primero en bajar fue Eros para abrirme la puerta, lo siguió Taylor que se paró a mi otro lado y entramos llamando la atención tanto de hombres como de las mujeres que giran en nuestra dirección para ver la postal que ofrecemos los tres ingresando juntos en la recepción.

    Tengo que reconocer que debemos ser una mezcla explosiva porque las mujeres parecen quedarse con las bocas abiertas al ver a Eros y Taylor a mi lado, y lo confirmé cuando noté la envidia en sus ojos al reparar en mí y no las culpo, a Eros me lo conozco de memoria, pero Taylor no se ve nada mal tampoco vestido de manera informal. Con pantalones de jeans negros rasgados en las rodillas, camisa también negra ajustada a su tonificada figura, con los primeros botones desabrochados mostrando su bronceado pecho y las mangas dobladas cuidadosamente hasta la mitad del antebrazo, complementando su atuendo lleva unas covers blancas lo hacen lucir a la moda y formal al mismo tiempo.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora