Capitulo 35

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1 año después del secuestro.
Isla Azores (Portugal)

Katherine

    Hoy se cumple un año desde que dejé de ser la persona que era, un año que no sonrío como antes, un año que finjo estar entera para evitar recordar lo que pasó. Un año desde que lo vi por última vez e intento no pensarlo ni recordar su rostro, creo que lo estoy olvidando, pero siempre creo lo mismo hasta que vuelvo a verlo...

    No sé cómo es eso posible, la primera vez que me pareció verlo casi me desmayo, iba trotando por un camino lateral del puerto perdida en mis pensamientos y cuando fijé la vista en lo que tenía enfrente bloqueando mi paso, ahí estaba él, parado a unos 50mts mirándome directo a los ojos, llevaba un pantalón de jeans, camiseta blanca y tapado marrón que le llegaba a las rodillas. Y por más que llevaba sus manos en los bolsillos, estaba más delgado, con su cabello despeinado y barba de unos cuantos días, sabía que era él aunque mi mente me intentaba convencer de que era solo una ilusión....

    Parecía tan real que casi corro a sus brazos pero no podía ser cierto, no podía ser realmente él. Solo eran ilusiones de mi cabeza, mi cuerpo y mi mente se bloquearon y no terminaba de distinguir la realidad de los delirios de mi mente, sin embargo cuando vi que se movía tuve que correr, corrí y corrí hasta que casi pierdo la consciencia. No sé por qué salí en dirección contraria a la que se encontraba él, bueno en realidad creo que sí se el motivo, pero no estaba lista para admitirlo, sólo necesitaba alejarme lo máximo posible sea o no una alucinación de mi mente.

    No salí de la casa en los 15 días que siguieron a ese y si no fuese por Nana que está conmigo desde que me fui de casa, no sé qué sería de mí en este momento. Ella me da las fuerzas que necesito día a día para seguir adelante.


    Luego de ese episodio lo volví a ver un tiempo después, íbamos haciendo compras con nana cuando me pareció sentir que me observaban, desde lo del secuestro me suelen dar ataques de pánico, si bien son cada vez menos frecuentes, en ese momento sentía la mirada de cualquier persona que se fijara en mí. Pude sentir su mirada y cuando giré mi cabeza pude ver a alguien que ocultaba la mitad de su rostro tras una capucha, solo pude ver la mitad inferior de éste, pero esa mandíbula cuadrada, esa nariz angular y esos labios finos perfectamente definidos me dieron la certeza de que era él.

    Nana se dio cuenta que estaba entrando en pánico así que me llevó directo a casa y me dio mis calmantes.

    Lo mismo pasó en la clínica donde me atiende mi psiquiatra, un día antes de entrar al consultorio mientras esperaba en recepción me pareció verlo. Esta vez lo seguí por los pasillos, pero lo perdí de vista y al pasar por el consultorio de un dentista vi que estaba ahí, pero me cerraron la puerta antes de poder acercarme.

    Ese día mi terapeuta me dijo que tenía que soltarlo, dejarlo ir o jamás saldría adelante si no cortaba el vínculo que me unía a él.

    Quizás siempre tenga el mismo efecto en mí, pero necesitaba volver a ser la de antes, volver a levantar mis muros de piedra y no dejar que nada ni nadie vuelva a entrar a perturbar mi mente ni mi corazón.

    Desde ese día entendí que si antes hubiera tenido la mentalidad que tengo hoy, no hubiera cometido los errores que cometí. Pero la mentalidad que tengo hoy es gracias a esos errores, gracias a él...

    "Los errores sirven para aprender, si no te equivocas no aprendes, y si no aprendes, simplemente no creces..."

    Esas fueron textuales palabras de mi terapeuta y me quedaron grabadas a fuego.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora