Capítulo 42

39.9K 2.4K 299
                                    

    Nos perdemos en la intensidad de la mirada del otro por horas, o minutos, en realidad creo que fueron solo segundos...

    Pero eso poco importa si sientes que no eres completamente dueño de tu cuerpo y tu alma, porque cuando te traicionan de tal manera que con solo una mirada salvaje, furiosa y llena de deseo te hace mojar las bragas, nublar tu mente y acelerar el corazón como si hubieras corrido una maratón. Esa es una sensación terriblemente aterradora, porque recién en ese momento te das cuenta de que estás completamente jodida.

    Cuando finalmente baja a Richard, tiene el rostro cubierto de sangre. Intenté ayudarlo a recomponerse pero con un movimiento brusco de su brazo me aleja entonces doy unos pasos atrás.

    -Lamento mucho que esto haya terminado tan mal Richard, todo hubiera sido distinto si...- me interrumpe.

    -¡Claro que no lamentas una mierda, tú no eras así! Siempre fuiste comprensiva e inteligente, no sé qué fue lo que te hicieron cuando te secuestraron, pero deberías hacerte tratar o directamente deberías tú sola meterte en un psiquiátrico por los traumas que te dejó y no ir por la vida descargando todas tus frustraciones y odio con el resto de la gente que te rodea. Y te advierto que todo el mundo de los negocios se va a enterar de la clase de mujer que eres para que no vuelvas a cerrar un puto negocio más en tu miserable vida.- dice intentando herir mis sentimientos.

    Tuve que hacerle señas a Eros para que no se acercara porque cuando empezó a insultarme quería volver a golpearlo.

    -¿Terminaste?- le pregunto levantando una ceja interrogativa y un poco arrogante. Y al ver que no responde continúo. -Ahora firma aquí, aquí y aquí.- digo señalando su carta de renuncia sin siquiera mostrarme afectada en lo más mínimo por sus palabras. Con una verdadera máscara de hielo en el rostro creo que freezer debería sentirse orgulloso de que haya aprendido eso de él.

    Luego de querer matarme con la mirada, firmó los papeles y es mi turno de hablar.

    -Bueno, ahora voy a dejarte en claro algunas cositas antes de que te retires de la empresa de mi padre...

    ...Escúchame bien cuando te digo que solo yo puedo juzgarme, solo yo sé mi pasado y el motivo de mis opciones, yo sé lo que tengo dentro, solo yo sé lo que he sufrido y sé lo que es ser fuerte y frágil a la vez, solo yo y nadie más. Y si te hace feliz hablar mal de mí pues hazlo, solo ten en claro dos cosas. Primero: que cuando me entere que te interpones en mis negocios te mandaré directo a prisión. Y segundo: para hablar mal de mí puede que te sobre lengua, pero para ser como yo...- hago una pausa para mirarlo de arriba abajo. -...para ser como yo te faltan huevos.- le digo mirando directamente a sus ojos sin titubear.

    Se queda de piedra, obvio que no esperaba que reaccionara de esa manera y lo sorprendí tanto que no sabe cómo contestarme.

    Hasta que de repente se escucha una fuerte carcajada que viene desde el teléfono.

    -Esa es mi hija...- dice mi padre que no había colgado la llamada. -Eros, saca esa basura miserable de mi edificio por favor.- le ordena divertido.

    -Con todo gusto señor.- dice Eros y casi arrastrándolo lo saca de mi despacho.


    Cuando me encuentro nuevamente sola me derrumbé en mi silla e intenté controlar mi respiración.

    -No podría estar más orgulloso de ti hija, eres toda una mujer hecha y derecha.- dice y se le quiebra un poco la voz.

    -Gracias papá, pero no llores por favor que me partes el alma.- le digo haciendo un esfuerzo por no romper en llanto yo también.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora