Capitulo 36

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     Casi estoy terminando con la preparación de la cena cuando se me acerca Nana a preguntarme si necesito ayuda.

    -Lo siento nana, no quise hablarte de esa manera hace rato, sabes que todavía me cuesta un poco controlar mis emociones pero no tendría que haber reaccionado así contigo. ¿Me perdonas?- le digo haciendo mi carita de súplica lo que la hace soltar una carcajada.

    -Por supuesto que te perdono hija, pero me molesta que pienses que te considero una estúpida solo por intentar protegerte. Es cierto que E...- levantando un dedo frente a su rostro no la dejé pronunciar su nombre, ni yo misma soy capaz de pronunciarlo. Así que aprovechando que se quedó con la boca abierta, le meto una cuchara llena de salsa para que la pruebe.

    -...Ese señor era lo que iba a decir... ¡Mujer casi me haces quemar la lengua! Pero esa salsa te sale cada vez más rica.- dice saboreando la cuchara. -Como te decía, es cierto que intentó contactarse conmigo pero yo le dije que era fiel solo a ti, y que si quería llegar a ti tendría que hacerlo por sus propios medios.- dice y no puedo evitar que un millón de preguntas se formulen en mi mente por intentar encontrar una respuesta a el porqué se presenta nuevamente en mi vida después de tanto tiempo rogándole a un maldito móvil que se conectara y respondiera a alguna de las miles de llamadas y mensajes que le dejé.

    -¿Y qué es lo que pretende porqué me sigue o que quiere de mí ahora?- le pregunto ya entrando un poco en pánico.

    -Tranquila Kath, mírame estoy aquí, respira conmigo.- dice mientras me toma de las manos e inhala y exhala suavemente para que yo la siga.

    Solo me lleva unos segundos lograr controlar mi respiración y recuperar el aire cuando al principio me llevaba una hora y a veces más.

    -No me respondas, no quiero saber que pretende y no quiero que venga a decírmelo tampoco. Si vuelves a tener contacto con él, ya sabes lo que le tienes que decir. Ahora vamos a comer, no nos arruinemos la cena.- le digo ocultando la guerra de sentimientos que se genera detrás de mis muros.

    Luego de cenar me dirijo a mi habitación para darme una ducha y meterme a la cama, no quiero seguir dándole más vueltas al asunto y mañana tengo un largo día en la empresa como para perder mi tiempo pensando en fantasmas.


...


    Me despierta mi alarma y es tan temprano que no tengo ganas de moverme de la cama, está tan calentita que no puedo evitar envolverme más y casi taparme hasta la cabeza.

    "Pero siempre tiene que existir alguien para joderte la existencia..."

    Bueno... Miren quien se dignó a aparecer después de tanto tiempo... Le respondo a mi conciencia que hacía mucho no reaccionaba quejándose de algo, y esta vez es porque nana entró en la habitación y abrió la cortina para dejar entrar un poco de claridad.

    -Vamos mi niña, arriba que te espera un muy buen día hoy...- dice con alegría.

    -Deja de llamarme así nana, que el que te escuche no va a creerme que me hago cargo de una empresa si me dices niña...- le digo sonriendo, aunque ya sé que es inútil intentar hacer que deje de decirme así. Soy su niña desde que nací, así lo siente ella y yo también.

    Decido ponerme algo formal y discreto, sin tanto lujo ni nada por el estilo, y como afuera hace un poco de frio me decidí por una polera de cuello alto y mangas largas color natural, un pantalón de vestir que me tapa los pies a juego con su chaqueta en color negro y una cartera que al igual que los tacones, son de color natural, con mi cabello no hago mucho más que plancharlo un poco y retirarlo de mi rostro con una vincha de raso negra que casi se pierde en el oscuro color de éste. Desde que cambié mi look y corté mi larga melena hasta mi mandíbula, es casi un incordio manejar mi pelo corto con los rulos que me caracterizan, pero hago lo mejor que puedo. Un delineado sutil, rímel en mis pestañas y los labios naturales.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora