Capitulo 22

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 Eros

    Ni una ducha fría ya me alivia del terrible deseo que siento hacia Katherine. Mientras estoy en la ducha no puedo dejar de pensar en el momento que la tuve en mis brazos y cuando la volví a besar... Dios esa jodida boca es mi perdición, no podía controlarme y cuando jaló mi cabello quería desesperadamente hacerla notar lo que provoca en mí cuando la tengo cerca, estaba tan duro que dolía.

    Si no hubiera interrumpido ese beso la habría desnudado en ese mismo lugar, porque cuando volvió a gemir en mi boca mis manos cobraron vida propia y empezaron a recorrer su cuerpo sin control.

    Por suerte supo poner un freno, cuando me escuchó hablando con Alice sé que se puso celosa, lo noté en sus ojos cuando quise volver a besarla. Quisiera explicarle que solo es mi ama de llaves, que está cerca de los 70 y que es como una madre para mí, pero creo que es mejor así. Ya no puedo controlarlo por más que lo intente, estoy comprometiendo todo el caso por estar deseando tanto hacerla mía de una maldita vez.

    No sé cómo voy a hacer para pasar todo el fin de semana bajo el mismo techo sin ponerle las manos encima. Por cierto, eso me recuerda que tengo que ir a hablar con su padre. Mañana tiene esa jodida gala con Laurence y no quiero verla con él, tengo que inventar una excusa creíble para que no la deje ir.

    Entré en la cocina de la mansión y encontré a Grace que me informa que Alexander está en su oficina.

    Tras tocar y esperar a su permiso, entré cerrando la puerta para que no me escuche cierta señorita.

    -Señor, supongo que ya habló con su hija sobre el fin de semana...- empiezo a hablar pero no me deja terminar.

    -Oh... si Eros, y todo marcha según lo planeado. Mi hija aceptó feliz quedarse en la casa con usted a cambio de que le permita ir a una fiesta con su amigo, ese tal Nick.- dice y yo maldigo porque se me adelantó.

    -Con respecto a eso señor, yo no creo seguro que vaya a una fiesta tan concurrida en estos momentos.- intento ponerlo en duda.

    -Lo sé Eros, pero prácticamente me rogó que la dejara asistir. Aparte no tiene porqué ir sola, tú irías con ella y si crees necesario llevar a todo el quipo completo, ella no pondrá resistencia te lo aseguro.- dice y aunque maldigo por dentro, por lo menos me consuela un poco creer que la voy a poder controlar para que no se acueste con ese desgraciado que se nota que le tiene unas ganas terribles.

    -Está bien señor. Intentaré manejarlo lo mejor posible.-

    -Sé que lo harás, confío en que dejo a mi hija en las mejores manos.- dice y mi conciencia piensa cualquier tipo de escena de ella en mis manos excepto la que de seguro se imagina él. -Ahora ve por tus cosas e instálate en la habitación de huéspedes que está al lado de la de Kathy, no quiero que se sienta sola en semejante casa por la noche.-

    -Si señor.- gruñí maldiciendo a mi imaginación.


    Un par de horas más tarde, luego de instalarme en la habitación, me dirijo hacia la casa de huéspedes a trabajar con mi equipo para comprobar que el plan marcha como debe.

    Pero me quedo de piedra al ver a Katherine y su amiga a un lado de la piscina tomando sol, ¿cómo puede ser que se ponga un bikini tan pequeño? Maldita sea, se ve jodidamente caliente bronceándose al sol con el cuerpo mojado haciendo que su piel cremosa brille, la imagen hace que el deseo vuelva a crecer en mi entrepierna.

    Cuando se percatan de mi presencia salgo de mi trance y comienzo a caminar nuevamente.

    -Eros...- grita mi nombre la Srta. Mc Fly -Ven, ¿Quieres unirte a nosotras? El agua está deliciosa.- dice con una sonrisa cómplice.

Mi GuardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora