Un desastre.
Un chico deprimido.
Sarcástico.
Lleno de mentiras.
No le queda nada.
Llegó a mi vida en mi peor momento y me dio fuerzas.
Cargó con mis angustias y miedos.
Todo eso es Jaden.
Cuando se ama simplemente lo entregas todo y salir destruida...
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Jessica Jones
—¡Hey! ¿Qué haces?— pregunta Peter entrando en mi habitación y sentándose a mi lado en el sofá frente a mi ventana junto con un plato lleno de galletas oreo, lo primero que hago es sacarle una galleta.
Ya a pasado una semana desde que se vino a vivir a casa y en realidad la pasamos de maravilla, para cualquier pareja de mejores amigos es un sueño vivir juntos.
—Dibujo un poco en mi libreta.
—Te la pasas dibujando ahí— dice y se inclina para ver.—Y es la quinta vez que te veo haciendo ese mismo dibujo del chico en el puente, aún no lo entiendo.
Veo el dibujo— No puedo evitarlo... las líneas se trazan y resulta eso. La verdad tampoco lo entiendo.
—Eres extraña, Jonie— dice y recibe un mensaje, revisa su celular de inmediato— Es Joey, dice que tiene entradas para ver una película.
Alzo la mirada de mi libreta de dibujos y lo veo con una sonrisa— Disfruta, Brownie.
Sonríe, besa mi frente y se marcha.
Pasan las horas y el tiempo y sigo dibujando en mi libreta hasta que escucho que me llega un mensaje.
Jaden: ¡Hey! ¿Me dejaste plantado?
Frunzo el ceño, veo la hora en el celular y luego el tono del cielo, ya es de noche.
Yo: Lo siento, me distraje. Voy en camino.
Jaden: Y con un café amargo comprado de alguna cafetería, no esos de starbucks, hay cafés mejores y ahí solo se paga la marca.
Sonrío negando la cabeza y salgo de casa.
Jaden y yo nos hemos estado viendo desde que nos conocimos en el puente, al principio solo hablábamos de Abby, pero al pasar los días comenzamos a conocernos mejor y la verdad a su lado me siento muy bien.
—¡Al fin! No es de buena educación dejar plantadas a las personas, pequeña Jones— dijo Jaden luego de que fui a una cafetería a comprar dos cafés, el amargo de Jaden y el mío con tres cucharadas de azúcar.
¿Qué? Soy una persona dulce.
—No te dejé plantado, solo me atrasé— aclaré pasándole el café.
—Si, una hora.— dice dándole un sorbo al café, pero tose de inmediato— ¡Ugh! ¡ASCO! ¿Qué esto? ¿Una cucharada de café y diez de azúcar?
Sonreí— Es el mío, este es el tuyo— los cambiamos— Y solo son tres de azúcar, eres algo exagerado.
—¿Yo exagerado? No soy el que exagera con las cucharadas de azúcar.— dice divertido, sonrío negando con la cabeza mientras ambos nos sentamos a la orilla del puente con los pies colgando y afirmando nuestros brazos en la baranda, le conté algunas cosas que pasaron hoy en la prepa.
