JADEN || #1 Trilogía NOSOTROS

Nunca me va a dejar tranquilo

Jaden Tremblay

Me despierto en la noche cuando escucho el sonido de un mensaje en mi teléfono.

Mierda, odio tener el sueño tan malditamente ligero.

Paso mis dedos por mis ojos, cuando finalmente logro acostumbrar mi vista lo primero que veo es a Jess, recostada en mi pecho, acaricio su cabello embobado mientras la veo dormir. Se ve tan malditamente linda, tan inocente durmiendo a mi lado. Su respiración es lenta y no puedo evitar admirar cada pequeño detalle de su rostro. Es hermosa y está conmigo. Es perfecta y está conmigo, me quiere. 

Los recuerdos de esta noche regresan a mi cabeza, aún no puedo creer que finalmente la hice mía, verla gemir mi nombre debajo mío mientras la penetro ha sido increíble, mejor de lo que pude haber llegado a imaginar. Nunca antes me había sentido de esta manera, nunca antes he podido afirmar con tanta seguridad que quiero a una persona de esta forma. La quiero, quizá es apresurado, pero no puedo evitarlo. La quiero a mi lado, la necesito como al puto aire.

Mi teléfono vuelve a sonar en un mensaje, suelto un bufido y me estiro un poco para tomar mi teléfono de la mesita de noche, es un mensaje de un número desconocido, en realidad son unas imágenes y un mensaje de audio.

Frunzo el ceño, sin mirar nada aún me levanto delicadamente sin despertar a Jess, cuando lo consigo me pongo mis bóxers y voy al baño, cierro la puerta y reviso el mensaje.

Ni en mil millones de años habría estado preparado par lo que mis ojos se encontraron.

Siento que mi corazón se detiene y mis lágrimas salen sin control, siento que voy a explotar en gritos y llantos, pero no quiero que Jess me descubra así. Caigo al suelo intentando no sollozar fuertemente.

Las imágenes... ¡Mierda!

Abby está en aquellas imágenes, amarrada a una silla con sus manos y pies atados y con cinta en sus labios... molida a golpes, por todos lados.

Fue él. ¡Carajo, como no lo supe antes!

Miro al techo intentando calmarme, pero no puedo, nunca había sentido algo tan horrible como lo que siento ahora. Mi mejor amiga murió por mi culpa. Yo la atraje a esto. Siempre fue mi maldita culpa, la vieron conmigo en mi casa. Él sabía lo importante que era ella para mí, probablemente en ese momento era la persona con la que más daño podía hacerme. Y lo utilizó. La mató, el hijo de puta la asesinó.

Miro el audio de voz y acerco el teléfono a mi oído para escucharlo, siento las ganas de asesinarlo con mis propias manos cuando escucho su voz.

Abril Jones. Linda chica de dieciocho años, demasiado buena. La estúpida quiso salvarte, se enfrentó a nosotros... Ya ves que enfrentarse a mi no resulta nada bien. Si no quieres que vuelva a pasar esto quiero verte en San Francisco mañana, ya organicé el negocio para que lo concluyas. Ya sabes que pasaría si tu lealtad no está conmigo.