Un desastre.
Un chico deprimido.
Sarcástico.
Lleno de mentiras.
No le queda nada.
Llegó a mi vida en mi peor momento y me dio fuerzas.
Cargó con mis angustias y miedos.
Todo eso es Jaden.
Cuando se ama simplemente lo entregas todo y salir destruida...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jessica Jones
Mis ojos se abrieron lentamente y de apoco fui consiente de que estoy en la habitación de Jaden y de lo que hicimos anoche, que por cierto, obviamente sigo virgen.
Miré el reloj de su habitación, las diez treinta de la mañana, apenas dormí un par de horas y Peter llegará en un rato.
Me giré en la cama esperando encontrar a Jaden durmiendo, me extrañé al no verlo ahí, fue entonces cuando escuché unos gritos desde el primer piso, frunzo el ceño. ¿Jaden está discutiendo con alguien? Me pongo en pie solo con su remera y bajo las escaleras, mientras más me acerco a la cocina, mejor entiendo lo que dice.
—¡No quiero que me llames más, joder! ¡Ya te dije que no! ¡Mierda! ¿¡Qué tengo que hacer para que me dejes tranquilo de una puta vez!? ¡No! ¡No vengas! Está bien, joder. El martes iré a San Francisco, pero que te quede claro que ni en un millón de putos años... ¿Alo? ¡Mierda!
Gritó golpeando algo al final, no pude evitar sobresaltarme un poco, algo asustada. La verdad se escucha muy molesto. Demasiado, nunca en más de dos meses lo había escuchado hablar así.
Decido entrar a la cocina, él se sobresalta un poco al verme.
—¿Escuchaste algo?— preguntó
Trago grueso— Solo... solo al final, aunque no entendí nada.
Suelta un suspiro y se afirma en la isla de la cocina.
—¿Algo va mal?— le pregunto preocupada acercándome, no lo veo bien, está algo pálido y estresado, niega con la cabeza.
—No te preocupes.
—Si me preocupo... no te veo bien. No soy buena para cocinar, pero si te sientes mal puedo...
Sonríe y estira su mano para tomarme por la cintura y darme un abrazo.
—Ya te preparé el desayuno— me susurró contra el cabello, me giré a ver la isla de la cocina, había café y tostadas con dulce.
Me separé de él y me senté.
—Se ve muy rico.— confesé con hambre.
—Provecho.
Mientras comemos lo miro de reojo algunas veces... no se ve bien, generalmente hablamos de un montón de cosas, pero ahora cuando intento sacarle un tema de conversación me responde distraído con un "Hm" o con "Ajá", sé que esa llamada lo dejó más mal de lo que me va a admitir.
—Así que... ¿El martes viajarás a San Francisco?— le pregunto, sin mirarme asiente— ¿Por qué?
Tragó grueso y me miró— Iré a ver a mis padres.
Me sorprendió escuchar eso.
—¿Estabas... hablando con ellos?— pregunté sorprendida, no pensé que podría estarle hablando de esa manera a sus padres.
