JADEN || #1 Trilogía NOSOTROS

No quiero que pares

Jessica Jones

Luego de media hora de viaje llegamos a su casa, justo ahora estamos sentados en su sofá, él mira emocionado las posibles películas que podemos ver debido a que era la primera vez que lo dejaba elegir.

No puedo evitar mantener mi mirada en su perfil, es tan atractivo que me molesta, cada centímetro de él es perfecto, me encanta como cada vez que estoy con él me siento bien y sonrío, soy una Jessica que nunca antes había conocido.

Entonces él sonríe.

Dios mío, su sonrisa es perfecta.

—¿Qué pasa contigo hoy, Jones?— me preguntó divertido y con una ceja alzada.

—¿Qué hice ahora?

—Generalmente no puedes mantener tu mirada en mi por más de cinco segundos y ahora llevas mirándome... no lo sé, bastantes minutos. Te dije que he aprendido a conocerte y se cuando algo mas extraño de lo normal está pasando en esa cabezota tuya.

Tragué grueso y simplemente sonreí mirando mis piernas.

—¿Es... por el beso de ayer?— preguntó y lo miré— ¿No te gustó o algo así? No hemos hablado de eso.— al notar que no decía nada, siguió hablando— Lo lamento, quizá fui muy... brusco, debí haberlo hecho de otra forma o tal vez no hacerlo, no sé que me pasó, no sabía que podría molestarte o incomodarte, lo lamento, yo...

No podía dejar que siguiera diciendo esas tonterías, así que lo callé acercándome rápidamente a él y juntando nuestros labios una vez más, por tercera vez.

Me contestó el beso de inmediato, hundiendo su lengua en mi boca, el beso estaba lleno de emociones y sensaciones grandiosas, mejor que cualquier otro que haya podido tener antes.

Bueno, no es que haya besado a muchas personas antes, en fin, solo a una persona, pero igual.

Mis manos se fueron a su nuca instantáneamente y él llevó las suyas de mis muslos hasta la parte de atrás de mis rodillas, me levantó un poco y me dejó sentada a horcajadas de él con mis piernas a los lados de las suyas, acarició mis muslos y subió metiendo sus manos por debajo de mi remera, cada movimiento lo hace con una delicadeza muy contradictoria a como sus labios se mueven contra los míos.

Acaricio con la yema de mis dedos su nuca, paso por su cuello y rodeo su mandíbula lentamente, entre besos suelta un suspiro que me deja en claro que le gustan mis caricias, bajo mis manos y cuando llego a la parte baja de sus costillas sus músculos se contraen, siento su abdomen duro y pienso en cuanto me gustaría verlo sin camisa, así que comienzo a tirarla hacia arriba y él se separa de mi para pasarla por su cabeza, lo miro a los ojos, nuestras respiraciones están más agitadas de lo que creí que podría ser posible.

Finalmente soy capaz de ver el tatuaje que se asomaba por su cuello, eran las puntas de unas alas, comienzan en la parte baja de su pecho y la punta termina en su cuello, tiene más tatuajes por sus brazos y su abdomen, aunque no son demasiados, solo unos cuantos... debo admitir que se le ven increíbles.