Un desastre.
Un chico deprimido.
Sarcástico.
Lleno de mentiras.
No le queda nada.
Llegó a mi vida en mi peor momento y me dio fuerzas.
Cargó con mis angustias y miedos.
Todo eso es Jaden.
Cuando se ama simplemente lo entregas todo y salir destruida...
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Jessica Jones
—¡Quédate quieto!
—¡Estoy quieto!
—No, no lo estás. Jaden, ¿Puedes dejar de reírte?
—Lo siento, no puedo evitarlo— dice para seguir riendo.
—¡Tu me pediste que hiciera esto!
—Con menos ropa esto sería mucho más interesante.
—Pues adelante.
Mis mejillas se tornaron rojas cuando noté que comenzaba a quitarse su chaqueta y luego su remera.
—¿Qué? ¡No era en serio!
—Tarde.
Suelto un suspiro, pero de todos modos no me quejo. Para nada.
Estamos en la casa del árbol, yo tengo un lienzo y lo estoy dibujando, o al menos eso intento, porque por nuestras risas no ha sido tan fácil.
Está afirmado en un escritorio con sus brazos, sus músculos se hacen notar y de pronto siento que a mi boca le hace falta saliva, Jaden no deja de sonreír mientras me ve dibujándolo.
—Deja de mirarme así— le pido, no creo que mis mejillas lo soporten mucho tiempo.
—No.— contesta sin dejar de sonreír, ruedo los ojos.
Luego de un rato llego al momento de dibujar su abdomen, trazo las líneas y las sombras, presto atención a los detalles y a cada uno de sus tatuajes.
Joder...
—Esto sería aún más interesante si tu también tuvieras menos ropa— insinúa y sonrío.
—Yo no estoy siendo dibujada.
—Pero podrías.
—No sabes dibujar.
—Puedo aprender.
Sonrío y niego con la cabeza.
—¿En un día? Lo dudo.
—Te dibujaría con ese conjunto rojo sexy de encaje.
Entrecierro mis ojos— No pasará. No sabes dibujar.
—Está bien. Tienes razón, quizá no podría dibujarte... la verdad me gustaría hacer otro tipo de cosas.
Trago grueso y lo miro a los ojos.
—¿Cómo qué?— le pregunto y mira mi blusa, esperando a que me la quite. Sonrío— Solo era curiosidad.
Sonríe y camina hacia a mi dirección, cuando está a unos centímetros de mi alzo el rostro para verlo, lleva su mano a mi mejilla y pasa su dedo pulgar por mis labios al mismo tiempo que su otra mano acaricia mi cuerpo torturadoramente lento desde a un lado de mis pechos hasta la orilla de mis vaqueros, adentrando su mano en mi blusa, la cual me queda algo grande y suelta.
