Un desastre.
Un chico deprimido.
Sarcástico.
Lleno de mentiras.
No le queda nada.
Llegó a mi vida en mi peor momento y me dio fuerzas.
Cargó con mis angustias y miedos.
Todo eso es Jaden.
Cuando se ama simplemente lo entregas todo y salir destruida...
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Jessica Jones
—Ten un buen viaje. He visto tus pinturas y vas a llegar muy lejos— dice Carla mientras me abraza, cuando me alejo no puedo evitar sonreírle.
—Gracias.
Acaricio su panza.
—Llámenme por cada cosa que sepan de mi hermanita.
Carla sonríe— Claro que si.
Miro a papá y le abrazo fuertemente, hundo mi rostro en su chaqueta.
—Te amo, pa.
—Y yo a ti, hija. Ve y demuéstrale a esas personas de Maryland de lo que estamos hechos los Jones.— dice y no puedo evitar sonreír.
—Te voy a echar mucho de menos.
—Lo sé, yo también— dice mientras deja su mano en mi mejilla— Pero recuerda que siempre voy a estar a tu alcance en una llamada, en una foto y puedes viajar cuantas veces puedas.
Sonrío y asiento— Lo sé.
Miro por todos lados en busca de Peter.
—No quiso salir de su habitación— dijo papá, trago grueso.
—Está bien, solo díganle que lo amo y que... es el mejor amigo y hermano que cualquier persona pudiera tener.
Papá sonríe y asiente, luego besa mi frente.
—Ten un buen viaje— dice, beso su mejilla y me alejo caminando hacia atrás, echándoles un último vistazo, me seco una pequeña lágrima y finalmente me doy media vuelta y camino hasta subirme al auto con Adam, miro por la ventana como Carla y papá entran a casa.
—¿Cómo fueron estos tres días?— me pregunta Adam.
—Maravillosos y... muy tristes.
—¿Estás lista?— me pregunta y yo asiento.—¿Solo traes esa mochila?
Me alzo de hombros.
—No tengo muchas cosas.
Asiente— Está bien.
Pone en marcha el motor y nos dirigimos a la cabaña, el camino es silencioso. Necesito pensar las cosas y él lo sabe.
Esta va a ser la última noche antes de irme a San Francisco y me siento fatal... por todo, pero sé que es esto es lo que tengo que hacer y no me arrepiento de nada.
En poco más de media hora llegamos a la cabaña, los demás nos dejan pasar y cuando Adam se estaciona ambos nos bajamos.
—¿Quieres que te ayude a empacar?— me pregunta y yo niego con la cabeza.
